Un nuevo y estupendo ejemplo de caligrama,
combinado con el fenómeno de la reflexión óptica. En mi opinión el dibujo
es de lo más elegante y el texto es magnífico, de ahí su enroque. Reza así: ‘Todas
las tardecitas, mi gata mira, sentada en la ventana, a su nueva amiga. Pero
ella no imagina que hay un espejo, ni sabe que esa gata … es su reflejo’.
Sin embargo, no es más que una
fruslería científica sobre la que cabría preguntarse algo acerca del estado
cuántico del felino. Ya intuye por donde voy.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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