Dicen que toda crisis que se tenga por tal
-independiente de su naturaleza social, política, económica o sanitaria, que
eso no hace al caso-, no deja de construir su propio lenguaje en cuanto tiene
la menor oportunidad y le dejan. Bueno, en realidad, es la sociedad quien lo hace
o, bien dicho, son algunos de sus dirigentes los inventores y quienes, con
posterioridad, nos permiten al pueblo llano utilizarlo como si fuera nuestro.
‘Nueva
normalidad’
Y naturalmente la actual crisis sanitaria, asociada
a la enfermedad de la COVID-19 causada por el coronavirus SARS-CoV-2,
no podía ser menos. Así, a vuela tecla, se me vienen a la mente términos y
expresiones como: coronavirus, brote epidémico, pandemia, desescalada,
mascarillas FFP2 y quirúrgica, desconfinamiento, trasmisión
comunitaria, seroprevalencia, corona glucoproteínica, cuarentena
y, por supuesto, la que nos trae hoy aquí y con la que llevamos ya unos cuantos
días desayunándonos, nueva normalidad.
Una expresión que, al margen de que nos guste
más o menos -al fin y al cabo, para gusto están los colores, para colores las
flores y para flores el mes de mayo que se nos va-, o que se ajuste mejor o
peor a la situación que vivimos y nos queda por vivir, lo cierto es que para
todos y desde un punto de vista general, el uso de esta expresión no tiene nada
de nuevo.
Y lo que es peor, para algunos, ahora desde
el punto de vista de la lengua, tampoco de bueno. Trato de decir con esto que las
palabras importan a la hora de describir una realidad y, por lo general, su
elección nunca (o casi) es casual ni inocua por parte de sus creadores.
Precaución.
Una secuencia no tan nueva
En honor a la verdad hay que señalar que,
si bien la expresión ya era utilizada en las últimas semanas y en diferentes
medios, el empujón definitivo, el salto al olimpo lingüístico se lo dio hace unos
días su inclusión en un documento oficial del Gobierno de España, del que
resulta ser una especie de forma abreviada.
Me refiero al denominado Plan para la
Transición hacia una Nueva Normalidad, que en su anexo II recoge lo que da
en llamar La Previsión orientativa para el levantamiento de las limitaciones
de ámbito nacional establecidas en el Estado de Alarma, en función de las fases
de transición a una nueva normalidad. Casi nada era lo del ojo y lo llevaba
en la mano, que dijo uno.
Aunque con un origen confuso, le decía más
arriba que la secuencia ‘nueva normalidad’ no tenía nada de nuevo y es así. Por
ejemplo y sin salir del suelo patrio, en la década de los setenta del siglo
pasado ya se empleaba para aludir a la nueva normalidad democrática, que por
aquel entonces empezaba a vivirse en España. Más de cuarenta años desde
entonces, para este uso político de la cosa gramatical. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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