(Continuación). A propósito del kekuleno, tan solo una pincelada más, se trata de un compuesto que por complejidad y estructura cíclica está considerado, también, como otro icono de la química orgánica. Quizás haya que volver sobre él.
Pero volviendo al benceno
que es el que nos trae, a su descubridor y a la lúcida afirmación de su
visualización onírica en tierras belgas, aquella sobre su estructura anular “ensoñada”
gracias a una serpiente que se mordía la cola, lo cierto es que no hay, casi,
por donde cogerla; pero el caso es que ahí está.
De la ciencia y la serendipia
¿Fue la creatividad de
Kekulé el extraordinario y singular resultado del esfuerzo, la
inspiración y la serendipia, o de una mezcla de todos?, porque no es menos
cierto que pocos sueños ha habido en la historia de la ciencia, tan reveladores
como los de este químico alemán y donde haya intervenido la serendipia.
Asociada en el campo de la ciencia a ese descubrimiento fortuito o accidental que ocurre mientras se busca en realidad otra cosa, y que resulta ser a la larga o a la corta, muy valioso o útil. Ya le ocurrió a August en su juventud cuando, estando ya matriculado para estudiar Arquitectura, asistió a una conferencia del químico alemán Justus von Liebig y pasó lo que pasó.
Y volvió a sucederle años después con sus sueños serpenteantes sobre la estructura anular de las moléculas de benceno, una solución a la que llegó, según su versión más conocida, tras mucho pensar y trabajar en el problema.
Así que del mundo de los
sueños al de la química, a través de la serendipia que dirían algunos.
De la interpretación de los sueños
Unos descubrimientos casuales e inesperados que ocurren mientras se busca algo diferente y resultan ser muy valiosos o útiles como es nuestro caso, que cambió la comprensión de los compuestos orgánicos y sentó las bases de la química moderna al proponer la primera estructura cíclica de un hidrocarburo.
Por las fechas, y
desde el campo de la psicología, no se sorprenderá si le digo que se dio
una interpretación de dichos sueños, destacando, ya se lo imaginará, la del neurólogo
austriaco Sigmund Freud (1856-1939) en su obra fundamental ‘La interpretación de los sueños’ de, pongamos,
1900.
Y ni que decirle tengo
que el inefable le dio a la visión de Kekulé de las serpientes una connotación
sexual pues, al fin y al cabo: estaba en un alojamiento de solteros; muy lejos
de donde vivía su mujer; y a la que por cierto veía muy de tarde en tarde. A
eso súmenle al susodicho psicoanalista. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.




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