Esta entrada apareció publicada el 125 de septiembre de 2025, en el semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
(Continuación) Le citaba la semana pasada dos de ellas, Richter y Mercalli, unas escalas sismológicas utilizadas por el hombre para medir los movimientos bruscos del terreno mediante un sismógrafo o sismómetro, instrumento inventado en 1842 por el físico escocés James David Forbes (1809-1868).
También conocida como escala de magnitud local, la primera es, probablemente, la más conocida y científica de las empleadas para determinar la violencia de los terremotos, y de la que sabemos fue inventada y diseñada en 1935, noventa años la contemplan, por el físico y sismólogo estadounidense Charles F. Richter (1900-1985), estamos pues en el cuadragésimo aniversario (40.º) de su fallecimiento. Basada en la amplitud de la mayor onda sísmica registrada, en una primera aproximación científica quizás convenga aclarar algunos malentendidos sobre ella.
Uno. Se trata de una escala abierta, de modo que no hay un límite máximo teórico en ella, de existir éste estaría en realidad en el planeta, la propia Tierra. Dos. Se expresa en números árabes y no es cierto que esté graduada de 1 a 9, aunque sí lo es el hecho de que, la gran mayoría de los sismólogos piensen que no existen fenómenos telúricos susceptibles de provocar un seísmo de valor 10. Tres. Es una escala logarítmica, lo que viene a significar que cada grado es diez veces mayor que el anterior. Así que un terremoto de grado 2 no es el doble de violento que uno de magnitud 1, sino diez veces más violento, y uno de grado 3 no es el triple que uno de magnitud 1, sino 100 veces más violento.
Cuatro. En esta escala se determina el valor del seísmo a partir de la magnitud amplitud de la mayor onda sísmica registrada por el sismógrafo, y se hace sin tener en cuenta de qué tipo es esta onda más grande producida, lo que tiene sus ventajas; otra cuestión bien diferente es la energía que se libera en el mismo. Cinco. Con cada grado la energía aumenta en un factor 33, de forma que si entre un terremoto de magnitud 2 y otro de magnitud 4, aumenta la amplitud de las ondas cien veces, la energía del seísmo lo hace mil. Seis. Aun siendo del todo necesario su uso, resulta que no es suficiente para una valoración pues puede ocurrir que un terremoto en Japón de 8,8 grados en la escala de Richter, sea menos destructivo que uno de 6,2 grados en Italia.
De modo que la intensidad de un terremoto no está del todo determinada por su amplitud, sino que hay que tener en consideración también sus efectos o consecuencias empíricamente observadas. Así que la del estadounidense no es la única que se utiliza para medir los terremotos, existe otra, menos conocida y científica, denominada escala Mercalli. (Continuará)
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