miércoles, 22 de enero de 2025

‘Si no sana hoy, ....’ [CR-297]

[Esta entrada apareció publicada el 10 de enero de 2025, en el semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]

(Continuación) ... sanará mañana’. Por su parte las fibras delgadas, que transmiten la información más lentamente, pueden ser: fibras Aδ, encargadas de las del dolor y fibras C, encargadas de las de la temperatura. En su desarrollo la teoría de la especificidad proponía que para cada daño específico había una respuesta determinada y que el dolor era una sensación inevitable frente al daño tisular (de los tejidos de los organismos). 

En esta afirmación no se consideraban otros aspectos como los psicológicos, que sin duda podían influir en el dolor, entre otros: ansiedad, expectación, conocimiento previo, condicionantes culturales, etcétera. Destacar en el avance de esta teoría el importante papel del fisiólogo austro-alemán Max von Frey, al plantear la existencia de las modalidades somatosensoriales: frío, calor, dolor y tacto de forma que todos los demás sentidos de la piel eran derivados de ellas (1890).

Ya en el siglo XX aparece una nueva explicación conocida como teoría de la compuerta del dolor, publicada en el artículo ‘Pain Mechanisms: A New Theory’ 1965 de la revista Science por Ronald Melzack y Patrick Wall. En ella proponían que tanto las fibras pequeñas (P), encargadas de transmitir el dolor, como las fibras grandes (G), que transmiten el tacto, envían la información a dos zonas distintas de la médula espinal que activan una célula transmisora (T) que manda a su vez la información al cerebro. 

Sin embargo, hay una puerta de control (SG) que inhabilita la activación de esta célula transmisora, impidiendo que la señal dolorosa llegue al cerebro, las fibras que transmiten el dolor inhiben esta puerta de control, desactivando así a la célula transmisora y permitiendo la sensación de dolor; por contra, las fibras grandes que transmiten las sensaciones táctiles, activan la puerta, inhibiendo la sensación dolorosa.

Pero además de las fibras la teoría propone que también el cerebro puede regular la activación de esta puerta del dolor, incluyendo así al sistema nervioso central en la red de sensación del dolor; es decir, proporcionando una explicación para la influencia de la parte psicológica en la sensación dolorosa más allá de una simple experiencia fisiológica. Según la misma, mientras mayor sea la activación de las fibras grandes, menor será la sensación de dolor, lo que justificaría por qué cuando nos damos un golpe frotamos la zona dolorida. 

Y lo que explicaría científicamente por qué funciona el ‘sana, sana, culito de rana’ que los adultos recitamos a los pequeños mientras frotamos su zona dolorida a la espera de que se les pase el dolor, ‘si no sana hoy. sanará mañana’. Mientras pienso estas líneas, mi nieto Luis se acaba de caer al suelo por segunda vez en cinco minutos, y es que es todo un “rabillo de lagartija” o un “culo de mal asiento”, ya sabe.

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

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