(Continuación) Para ellos los efectos secundarios son “similares a los de un enema sin signos importantes de complicaciones” y los resultados son magníficos.
La administración de
200-400 mL de PFD en ejemplares porcinos de entre 10 y 20 kg de masa mejoró su
PaO₂ (presión arterial parcial) en 13 mmHg (de 57.2 ± 13.5 hasta
70.8 ± 6.22 mmHg) y la SaO2 (saturación arterial) en un 7 %, del 84
% al 91 %. O sea.
“...la gente se ría, y luego piense”
Recuerde los objetivos
de estos descacharrantes premios, aunque su objeto de estudio pueda a priori
producir risa y parecer poco útil, sus hallazgos son relevantes de algún modo
para la ciencia, como lo es esta osada propuesta.
Y sigo por la vía anal de este protocolo preclínico que no ha sido llevado a cabo por ahora con humanos, pero que los premiados proponen pues afirman que ambos procedimientos, en caso de insuficiencia respiratoria grave, pueden mejorar la supervivencia y la circulación sistémica.
Estiman que para un
paciente de unos 60 kg un aporte enteral de 38.6 mL de O₂ mejorará la SaO₂ en
un 5 % y la PaO₂ de 10 a 20 mmHg, unos niveles de oxigenación que, en principio,
podrían salvar vidas humanas. O sea que.
Hasta donde me consta
no se han emprendido estudios clínicos en humanos, y no le negaré que tan sorprendente
intervención cuenta con alguna que otra reticencia y algún que otro tabú; no es
poco revertir el flujo habitual de gases en el último tramo del sistema
digestivo y cambiar la señal de sentido único por otra de doble sentido.
De la COVID y el Nobel
Ya ve por donde voy, así que el asunto de más arriba lo dejo ahí, pero no me resisto antes de finalizar a dar un par de pinceladas más de lo más serias, una relacionada con la COVID-19 y la otra con nuestro nobel Camilo José Cela y una de sus excentricidades.
Respecto a la pandémica,
ya medio le he esbozado que ante la falta de suministros de ventiladores y
pulmones artificiales se planteó la posibilidad de usar la respiración
intestinal, ventilación enteral, para lograr la oxigenación sistémica de los
pacientes.
La administración
intrarrectal de perfluorocarbono conjugado (PFC) se usó para mejorar la
insuficiencia respiratoria grave asociada a la terrible infección y salvó
muchas vidas; no obstante, somos millones los que agradecemos que las vacunas
hayan podido reducir notablemente su necesidad.
De la segunda, la televisiva
y confesada habilidad del escritor para absorber líquidos por el ano, perdón, no
es poco lo que se escribió en su momento del asunto por lo que no creo
necesaria la iteración. Bastante líneas escatológicas llevamos ya. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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