[Esta entrada apareció publicada el 23 de abril de 2021, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
Hace tan solo unos meses, es más que probable que la lectura del titular, realizada en voz alta y a vuela tecla por cualquiera de nosotros, hubiera sido “Sputnik cinco”, al relacionarlo con el quinto de los satélites de este programa espacial ruso (Vostok-1K Nº2), lanzado en 1960, y donde la “V” final es el símbolo del número romano cinco. Sin embargo, vivimos tiempos de pandemia coronavírica y en el inconsciente colectivo se ha instalado una nueva acepción para dicho titular.
Desde principios de diciembre del 2020, sesenta años
después de la espacial, es también el nombre de una vacuna para la
última de las enfermedades infecciosas mundiales. Y sin bien es cierto que la
primera parte de su nombre es un homenaje al satélite artificial, la
parte final, la “V”, no es el símbolo numérico romano de la nave espacial, sino
la letra ‘uve’ o ‘ve baja’ que representa a la palabra vacuna (algunos la
asocian con victoria) y sus equivalentes en otras lenguas.
Así que, en puridad, la lectura adecuada de la vacuna es
como si se escribiera “Sputnik uve” o “Sputnik ve baja” y no “Sputnik cinco”.
Un error por otro lado muy frecuente en todo el mundo hasta no hace mucho,
incluso entre los mismos ciudadanos rusos, desconocedores al principio del
origen de la “V”.
Siguiendo con la ortografía vacunense, sepa que los nombres comerciales tanto de vacunas como de empresas farmacéuticas, al ser nombres propios, se escriben con mayúsculas iniciales, de modo que debemos escribir: Moderna, Pfizer, Johnson & Johnson, AstraZeneca, BioNTech o Sputnik V, sin que sea necesario poner estos nombres en cursiva, negrita o con comillas.
Por cierto, en lo que respecta al nombre, la letra V en
español es ‘uve’ aunque en buena parte de América también utilizan el de ‘ve’,
claro que en este caso se debe hacer como ‘ve baja’, ‘ve corta’ o ‘ve pequeña’,
para distinguirlo en el lenguaje oral del de la letra B ‘be’.
La primera, ‘uve’, es la recomendada por la Real Academia
Española ya que la diferencia, sin necesidad de añadir adjetivos, del
nombre de la letra B ‘be’, remando en el mismo sentido que la conocida ley
de la economía, ya sabe, esa inexorable, básica e ineludible ley física que
impera en todo el universo, según la cual, hay que obtener todo lo
necesario para sobrevivir con el menor de los esfuerzos posibles.
Ya de la que va, le recuerdo que el nombre de la pandemia
se escribe COVID-19, el del coronavirus que la produce SARS-CoV-2
y los nombres de los principios activos con minúscula. Tal cual. Le dejo
con la cita semanal, ‘El papel de la ciencia es generar economía de
pensamiento como la máquina economiza fuerza’.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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