(Continuación) Naturalmente que continúa la saga enrocada hace ya unas semanas, acerca de esta archiconocida miniserie estadounidense en ‘streaming’ de la empresa Netflix. Y de la que tengo leído que es la más vista por ahora en toda su historia, y una magnífica ficción que conquistó de pleno a la audiencia.
Lo hace al narrar las
aventuras y desventuras vivenciales, personales y ajedrecistas, de Beth
Harmon, una ficticia niña prodigio que fue una genial jugadora de ajedrez
durante los años 60 y 70 del pasado siglo XX. Una forma de narración algo,
bastante, dickensiana en opinión de algunos exégetas, ya me entiende e imagina
por dónde voy.
Hasta donde alcanzo, que
tampoco es mucho, se trata sin duda alguna de una de las mejores adaptaciones
audiovisuales que se han hecho de este juego, con la singularidad añadida,
además, de que ha terminado por acercar el mundo del ajedrez al gran público.
Lo que está bien.
Errare humanum est
Una producción magnífica
ya le digo, con grandes aciertos de diverso tipo, pero, también, con algún que
otro error de variada naturaleza (educativa, deportiva, tecnológica,
editorialista, coctelera, etcétera).
Errare humanum est, nos dice el clásico romano y hasta ‘el mejor escribano echa un borrón’, nos apostilla la proverbial frase española. Y como no puede ser de otra forma, una serie de la talla de ‘Gambito de Dama’, recomendable a pesar de todo lo que sigue, tampoco se ha librado de ellos.
Los he clasificado, grosso
modo, en dos categorías de errores por su nivel de dificultad a la hora de
detectarlo: básicos, que no guardan relación con el ajedrez en sí mismo;
y expertos, estos sí, vinculados al mundo ajedrecista.
Como puede ver, sigue la
historia ajedrecista en estos predios, si bien por ahora no lo hace por el
camino de la literatura, tal como le apuntaba en la última entrega, sino
en el de los errores que contiene la serie y que un avisado y atento lector ha
tenido a bien ponerme sobre la pista.
De esta primera
categoría, la de los básicos o no ajedrecistas, le expongo una manita que van,
desde el más elemental, se ve a simple vista, es más que evidente y está al
alcance, casi, de un niño, lo llamo el error aritmético. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas
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