O sea, filosofía y física juntas, gracias a la genialidad del irlandés Oscar Wilde y su cuento ‘La
ilusión del libre albedrio’ con el que les
dejo. ‘Érase una vez un imán que vivía cerca de unas limaduras de acero. Un
día, algunas de las limaduras más pequeñas sintieron una repentina necesidad de
visitar al imán. Sin embargo, ya que las limaduras adultas eran realmente muy
estrictas, las pequeñas no tenían permiso para salir por su cuenta. Así que
trataron de convencer a las limaduras adultas para que las acompañasen a
visitar al imán.
Al escuchar su
plan, los adultos se emocionaron tanto que llamaron a todos los amigos y
parientes que vivían en el barrio vecino, y, reunidos por fin, comenzaron a
discutir sobre cuándo exactamente deberían ir. Las limaduras más pequeñas, que
para entonces estaban ya muy impacientes, protestaron: “¿Por qué no vamos hoy?”
Pero algunos de los más indolentes y viejos opinaban que era mejor esperar
hasta la mañana siguiente.
Sin darse cuenta,
mientras conversaban sin parar, se habían puesto cada vez más cerca del imán.
Mientras seguían con la discusión sobre el momento de emprender su largo y
arduo viaje, se aproximaban más y más. El imán, que llevaba un rato
observándolas, yacía en su sitio sin moverse, fingiendo que no se daba cuenta
de que estaban allí. Y cuanto más discutían la cuestión, más crecía en las
limaduras el deseo de visitar al imán, hasta que las más pequeñas, que para
entonces consideraban que su espera había sido suficiente, declararon que se
iban.
Para su asombro, la
más vieja de las limaduras estuvo de acuerdo, e incluso se le oyó decir que era
su deber visitar al imán de inmediato. Así que finalmente prevalecieron las
limaduras más pequeñas, y todas exclamaron en voz alta: “¡No hay por qué
esperar! ¡Iremos hoy! ¡Iremos ahora! ¡Iremos de inmediato!”.
Así, formando un
solo cuerpo, todas las limaduras cruzaron el aire volando y en menos de un
segundo se adhirieron fuertemente a cada lado del imán. Una sonrisa iluminó
entonces el rostro del imán, que comenzó a reírse por lo bajo, para sí mismo. Y
es que incluso ahora que se hallaban pegadas a su cuerpo con tanta fuerza que
les era imposible moverse, las limaduras le dejaban entender por su
conversación que seguían considerando aquella visita un producto de su libre albedrío’.
Se lo dije. De un
lado la creencia, las personas podemos elegir y tomar nuestras
propias decisiones bien por sesuda reflexión, bien por mero capricho. Del otro
la ciencia o el electromagnetismo del escocés J. C. Maxwell, pilar de la Física Clásica junto a la mecánica
newtoniana del inglés genial. La
cita, ‘Experiencia
es el nombre que damos a nuestras equivocaciones’.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
[**] Esta entrada apareció publicada el 08 de noviembre de 2019, en
la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la
pueden leer.
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