miércoles, 23 de octubre de 2019

¿Qué es el ‘Fuego de San Telmo’? Ciencia, siglo XVIII (1)

(Continuación) Para ir cerrando ya este apartado de referencias artísticas, no me resisto a apuntarles una más, bueno dos en realidad, o mejor dicho, una que es doble: cinematográfica y musical. Me refiero a la película estadounidense St. Elmo's Fire (1985) dirigida por Joel Schumacher y a su banda sonora St. Elmo's Fire (Man in Motion) del músico y compositor británico John Parr (1952). Ahí lo dejo este fleco suelto por si alguien está interesado en hilvanarlo.

Bien, pero a todo esto, ¿qué dice ese otro cuerpo de conocimientos conocido como ciencia, sobre el origen del llamado ‘Fuego de San Telmo’ y en un principio considerado sobrenatural? Pues lo ya apuntado, que ni es fuego, ni el santo tiene nada que ver con él, ni protege nada, de nada. No obstante, mejor será que vayamos por parte.

Referencias científicas: ‘Almanaque del pobre Richard’
Ya adelantamos en la entrega anterior que no fue hasta el siglo XVIII cuando el polímata estadounidense Benjamin Franklin (1706-1790) determinó, en 1753, que la naturaleza del ‘fuego de San Telmo’ en realidad era eléctrica. Es la primera referencia explicativa y científica del fenómeno y aparece en su publicación Poor Richard’s Almanack.
Un curioso almanaque anual publicado por el mismo Franklin, bajo el seudónimo de ‘Pobre Richard’ o también ‘Richard Saunders’, de manera continua desde 1732 hasta 1758 y que fue un éxito de ventas, llegándose a imprimir hasta diez mil (10 000) ejemplares cada año. Lo que no está nada mal.
Y gracias al almanaque del ‘pobre Richard’, el gran Benjamín, pudo difundir algunas ideas científicas y modernas sobre diferentes sucedidos astronómicos y meteorológicos, en contra de las credulidades y creencias que las pretendían justificar hasta entonces (‘Los faros son más útiles que las iglesias’). Ciencia frente a creencia, astronomía frente a astrología.
Fueron unas publicaciones muy populares durante la época prerrevolucionaria porque en ellas las personas encontraban de todo. Desde el calendario con el santoral, poemas y consejos sobre el cuidado del hogar; hasta predicciones del tiempo, rompecabezas y otras diversiones, refranes, aforismos y máximas; pasando por problemas matemáticos (el de 1750 contenía tempranos ejemplos de demografía), juegos didácticos e información astronómica y astrológica típica de un almanaque de la época. Una rara avis.
Franklin y el ‘efecto punta’
Y así entre chistes, poemas, consejos y pasatiempos quien está considerado como uno de los Padres Fundadores de los Estados Unidos, en un lenguaje ameno y sencillo pero riguroso, explicaba que el fuego de San Telmo y las tormentas en general tenían mucho de naturaleza eléctrica y nada de sobrenatural. Y lo había demostrado empíricamente en 1752, cuando en Filadelfia, llevó a cabo su archiconocido experimento con la cometa. Ya saben.
A una cometa con esqueleto de metal le ató un hilo de seda, en cuyo extremo llevaba una llave también metálica y la hizo volar en un día de tormenta. Confirmó que la llave se cargaba de electricidad, demostrando así que las nubes están cargadas eléctricamente y los rayos no eran más que descargas eléctricas. (Continuará)
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