(Continuación) Una costumbre de los señores que
se podia interpretar bien como un gesto de buena voluntad, o bien como una humillación,
recuerdo y advertencia a los vasallos de quién estaba al mando. Una cuestión de perspectiva, claro.
Un siglo después, en
la Inglaterra del XVI, se empezó a poner de moda que los huéspedes invitados de
una casa, dejaran dinero para los sirvientes de sus anfitriones, en
señal de agradecimiento por las horas extras que debían trabajar a causa de su
presencia. Un gesto de buena voluntad que, pasado un tiempo, los sirvientes
consideraron debía ser un acto obligatorio de los señores invitados, por lo que
no dudaban en quejarse en caso de no recibirlo.
Otra cuestión de perspectiva por la que, ni
que decirles tengo, la nobleza y la aristocracia intentaron abolir por ley esta
costumbre, lo que motivó que en Londres se produjeran disturbios. Les hablo de
1764. Y no les canso.
Con el avance del comercio y ya a mediados del
siglo XIX, los estadounidenses que visitaban Europa acostumbraban a dejar
propina con la intención de demostrar que tenían una educación refinada, aunque
a nadie escapa que el gesto seguía siendo interpretable por una y otra parte. Y
así hasta llegar al actual Diccionario de la Lengua Española (DLE) con sus dos
primeras acepciones: “Agasajo que sobre el
precio convenido y como muestra de satisfacción se da por algún servicio”, “Gratificación
pequeña con que se recompensa un servicio eventual”. Ya ven por dónde van los
expertos de la cosa.
“…y
ninguna era buena, tres eran tres. Julia, Paloma y Elena”.
Así continuaban cantando a inicios de la década de los
setenta el dúo Vainica Doble, completando el conocido refrán con el que,
cargado de cierta connotación peyorativa, se suele aludir a aquellas personas
que intervienen sin brillantez en un mismo oficio u ocupacion, ya ven cómo de
profundo y por dónde va un servidor de ustedes. Pero yendo a lo que iba, la
canción Tres eran tres las hijas de Elena, compuesta en 1972 por María del Carmen Santonja y Gloria Aerssen
fue la sintonía de cabecera de la serie televisiva, escrita y dirigida por Jaime
de Armiñán y emitida por Televisión Española en la temporada 1972-1973, de
título ‘Tres eran tres’.
Una canción popular española de origen desconocido, aunque no faltan quienes la remontan a la misma Edad Media y la relacionan con una historia que habla de tres prostitutas en un sentido bien distinto al de refrán. Un asunto oscuro, poco claro y confuso. Verán. Por un lado, y según un romance anónimo, las susodichas serían la viuda e hijas de un empobrecido hidalgo castellano y cristiano viejo que, asentadas en Granada, por necesidad tuvieron que dedicarse a estos menesteres. Estas cosas pasan.
Pero ciertos hallazgos arqueológicos encontrados parecen ir
en sentido contrario pues, entre los cadáveres hay no solo afeites, alhajas y
perfumes típicos de las moras sino que algunas prendas llevan bordadas las
letras A, F y M, iniciales de Axa, Fátima y Marién, unas famosas y conocidas cortesanas
de la corte nazarí. Estas cosas pasan también (¿Continuará?)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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