(Continuación) De modo que ante el valor de la prueba la historia del “Buena suerte, Sr. Gorsky” no es más que un rumor simpático, un chiste de plató televisivo, una historia falsa de toda falsedad que cuajó. Y el autor de las supuestas palabras del astronauta, el comandante Armstrong, fue en realidad un comediante, el actor Hackett.
Una pena porque la
historia, la verdad, es buena, algo picantona pero buena, aunque bien pensado
poco importa su veracidad pues, como dice el proverbio italiano: “E se non e
vero, e ben trovato”, (Y si no es verdad, está bien inventado). Pues sí,
pero qué le vamos a hacer, estas cosas pasan también.
Es lo que tienen las
leyendas urbanas y hablando de ellas, pocas con tanta trascendencia como la teoría
conspiranoica lunar, ya saben por dónde voy, esas suposiciones según las cuales
el hombre nunca estuvo en la Luna y todo es fruto de un complot propio de magufos.
Pero vayamos por parte, ¿qué es un magufo?
¿Qué es un magufo?
El término viene de la
fusión entre las palabras magia y ufología. O lo que es lo mismo
de una mezcla de platillos volanderos de un lado e ilusionismo de otro, que puede
sonar curiosa y graciosilla pero ¡ojo!, no por ello deja de estar asociada al
mundo de la camelancia y resultar potencialmente peligroso.
Con ella me refiero a
esas personas, instituciones, documentales, publicaciones, libros, vídeos o programas
de radio y televisión en los que aparecen supuestos misterios esotéricos, el
mundo de lo paranormal, desconocidos conocimientos ocultos y energías de “buen
rollito” o de “mal yu yu”, que todo depende pues ésta, como la alegría, suele ir
por barrios. Precaución.
Magufo, un término que por cierto se
inventaron ellos mismos y que al principio ufanamente empleaban para presentase
como tales. Sí, una paradoja lo sé, pero es que son de rigurosos en sus estudios.
En la actualidad y dada la deriva que tomaron los autodenominados magufos, su uso
ha cambiado con el tiempo y, en mi opinión, existen dos categorías de magufo: el
profesional y el crédulo.
Magufo profesional. Un calificativo que se da a
aquellos que promueven y explotan el pensamiento seudocientífico, estando
activamente comprometidos e interesados con su seudociencia, tanto a nivel
económico como mediático. (Continuará).
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog]
las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información
sobre ellas.
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