(Continuación) En dicho
libro, publicado unos años después de la misión, y donde relata sus
experiencias, sensaciones y sentimientos, Collins resalta las
sensaciones de belleza y fragilidad que le produjeron la visión de nuestro
planeta desde la carcasa metálica del módulo de mando y servicio.
La de belleza porque,
en medio de la oscuridad, la Tierra le pareció sólo una esfera
reluciente del tamaño de una pelota, un lugar aislado de todo por un espacio casi
infinito, un mundo pequeño e íntimo. Y la de fragilidad porque allí sola, en
medio de la nada, parecía más bien una pompa de jabón, una esférica gota de
agua trémula y brillante, y tan vulnerable como ella.
Tomando café
Unas sensaciones que
experimenta mientras, con un ángulo muy rasante, orbita a la Luna a noventa
y seis kilómetros (96 km) de altura y en la que cada vuelta que da, de un
horizonte a otro, sólo dura seis minutos y medio (6,30 min) pero que dada su elevada
altura no le permite de ver a sus compañeros.
También ve cómo, cada
dos horas, aquella cambia e incluso puede observar debajo de él y hasta en dos
ocasiones, cómo orbita la sonda soviética ‘Luna 15’. Naturalmente intenta
mantener la comunicación con el Control de la Misión en Houston pero, por
supuesto, le quedaba mucho, mucho, tiempo libre, ¿qué hacía durante tantas
horas inactivas? Pues lo mismo que usted y un servidor haría, relajarse, tomarse
un café bien caliente y escuchar música. Al fin y al cabo humano, demasiado
humano, como todos.
7.- HORA DE VOLVER, 22 DE JULIO DE 1969
Exactamente a las 6:35
del 22 de julio Armstrong y Aldrin abandonan la superficie del
satélite, dejando en él las patas y el chasis del módulo lunar para, después
tres horas y media de maniobras y encuadre volando en formación con el módulo
de mando y servicio, iniciar el proceso de conexión entre ambos que, afortunadamente,
finalizó con un acoplamiento perfecto.
Las dos horas siguientes
los astronautas las emplean en pasar las muestras y equipos del Eagle al
Columbia y, una vez realizada, se desacopla el módulo lunar de ascenso quedando
en órbita para terminar cayendo sobre la superficie lunar mientras que el
módulo de mando y servicio (CSM) inicia el regreso a casa.
Todas las fases de
esta operación (despegue, apareamiento, transbordo de astronautas y material, desprendimiento
del Eagle e inicio del viaje de regreso) tuvieron lugar sin el menor de los incidentes,
aunque eran críticas. Buena prueba de ello es que el presidente Nixon tenía preparada
una breve esquela, por si se producía un accidente fatal. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog]
las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información
sobre ellas.
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