(Continuación) O sobre
su edad, unos cuatro mil quinientos millones (4 500 000 000) de años. O
su composición, muy similar a la terráquea, salvando las diferencias
entre ambos cuerpos celestes debidas al tamaño, menor presión, falta de
atmósfera o ausencia de agua.
Y por extensión, gracias
a las misiones Apolo y a las muestras que trajeron de la Luna,
hoy tenemos una idea de cómo se formó el sistema solar, una información y
de su origen que ha sido la base de toda la ciencia posterior.
Pero los beneficios de
la investigación sobre el espacio van mucho más allá de los resultados
científicos. Y es que el sucedido astronáutico representó un cambio de
paradigma tal que, primero impactó de forma sobresaliente en la ciencia
y la tecnología de la época y después, con el paso de los años, las
innovaciones pensadas para la conquista espacial terminaron revolucionando la
vida cotidiana.
A pocos escapa que este
hito estadounidense, con el talón en blanco económico que supuso a la hora de
invertir en la resolución de los nuevos retos técnicos, sirvió para generar
toda una avalancha de inventos en campos bien diferentes -ingeniería, medicina,
informática, transporte, materiales, alimentación, deporte, telecomunicaciones,
combustibles, nanotecnología, etcétera-, y de los que hoy se beneficia toda la
humanidad.
Unos inventos de los
que muchos, siguen teniendo aplicación práctica en la sociedad, cincuenta (50)
años después.
Inventos ‘made in la Luna’
Sin ánimo de ser
exhaustivo ni intención de agotar el tema les ofrezco un rápido y ligero listado
de ellos, de los que, de algunos, conviene explicitar que ya existían con
anterioridad, pero que fue el desarrollo científico-tecnológico, propiciado gracias
a la misión espacial Apolo, el que hizo que fueran conocidos de forma
masiva.
Inventos mejorados y
nuevas aplicaciones que van desde los microondas, el velcro, las zapatillas de
deporte amortiguadas, los detectores de humo, el láser, las lentes de contacto,
la telefonía móvil y sus cámaras de vídeo incluidas o el GPS. Hasta las resonancias
magnéticas, las tomografías axiales computarizadas, las radiografías, las microscopías,
los sistemas de diálisis, las mantas isotérmicas, los trajes ignífugos, la computación
portátil o los alimentos liofilizados.
Pasando por las
herramientas inalámbricas, los pañales infantiles desechables, el purificador
de agua, las sartenes antiadherentes, los termómetros digitales, las
telecomunicaciones en general o los códigos de barras. Sin olvidarnos de las placas solares, la lucha
contra el cambio climático, los nuevos tubos de pasta dentífrica, la
hibernación y el letargo, las máquinas para hacer deporte, las pelotas de golf,
y un largo etcétera. (Continuará)
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las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información
sobre ellas.
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