(Continuación) Y lejos
de mostrarse conservador especuló con bastante imaginación sobre tres grandes
áreas fundamentales: la amenaza nuclear, la computarización y el uso del
espacio exterior ¿Qué imaginó sobre ellas? ¿Cómo estuvo de acertado? Veamos.
Amenaza
nuclear. Y más en concreto la posibilidad de una guerra nuclear. Asimov no tenía la menor duda que la
tensión existente entre Estados Unidos y la Unión
Soviética, a mediados del siglo pasado, podía en cualquier momento provocar
un enfrentamiento entre ellas, con consecuencias terribles para todos.
Sin embargo, apuesta
porque ésta no tendrá lugar y decide que ni siquiera vale la pena imaginarse
las consecuencias de una guerra nuclear. Como bien sabemos, por ahora, la tensión
ha disminuido, se han firmado acuerdos de desnuclearización y todo parece, más
o menos, en orden al menos en ese aspecto.
No obstante, la
posibilidad sigue latente pues, aparte de Estados Unidos y la Unión Soviética, ya
hay más países con potencial nuclear en juego tanto en Europa (Reino Unido y
Francia), como en Asia (China, India, Paquistán, Israel y Corea del Norte).
Espacio
exterior. Para el escritor, el hombre llegó al espacio
para quedarse y aunque bien enfocadas en general, sus predicciones espaciales pecan
quizás de ser demasiado optimistas. Bien enfocadas porque Asimov predijo la
creación de la Estación Espacial
Internacional (ISS), nada menos
que catorce (14) años antes del lanzamiento de su primer módulo el 20 de
noviembre de 1998. Y en la actualidad, no lo olvidemos, hay ya más de 3500
satélites artificiales en órbita, estimándose que esta cifra se triplicará en
la próxima década. O sea que por ahí está bien.
Claro que, en tantas
otras yerra el maestro. Por ejemplo, en sus predicciones sobre nuestro satélite
donde avanza que, en 2019, ya habríamos establecido una estación minera para
extraer materiales con los que construir artefactos espaciales
O construidas placas
solares en su superficie, que obtendrían electricidad del Sol y la mandarían en forma de microondas
a la Tierra. O creadas fábricas en
el espacio que permitiesen construir objetos basándose en las propiedades del
espacio (altas o bajas temperaturas, radiación extrema, vacío infinito o
gravedad cero). Como bien saben, desde la última misión Apolo en 1972, el ser
humano no ha vuelto a pisar la Luna, y por ahora solo China ha logrado alunizar
en su cara oculta. O sea que por ahí no tan bien.
Computarización. Si bien entre sus augurios
tecnológicos Asimov habla de un “objeto computarizado móvil, o robot” en
realidad, con el término móvil, no
se refiere a los actuales teléfonos inteligentes sino a las computadoras en cuyo uso la población tendría
que formarse.
Una informatización de
la sociedad que afectaría al manejo del hogar, el funcionamiento del propio sistema
educativo, los hábitos de trabajo, el tiempo de ocio, el papel de los medios de
comunicación, etcétera. Creo que será mejor dejar su desarrollo para otra
ocasión.
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