d) Y el gas helio, He (g), cuyo
efecto biológico sobre la voz humana es de todos conocido. Advirtiendo de
entrada que su inhalación puede resultar peligrosa si se realiza en exceso -es
un gas asfixiante, al desplazar al oxígeno necesario para la respiración normal-,
una vez dicho, no podemos continuar sin antes recordar un divertido comentario.
Si lo inhalamos en condiciones controladas,
unas pocas bocanadas separadas unos minutos, se produce un divertido efecto
sonoro, al hacer que nuestra voz suene en un tono más agudo, digamos
una “voz pitufera”. Un fenómeno que tiene una sencilla explicación en la física
bachillera que recibimos en el colegio.
Frecuencia
física y tono sonoro
Recordar que el tono es una propiedad del fenómeno acústico llamado sonido, que está relacionada con la
propiedad física periódica conocida como frecuencia,
o números de veces que por segundo vibran las partículas de un medio al ser
perturbado.
De
modo que cuanto mayor es el valor de
ésta, más agudo es aquél y al revés,
conforme menor es el valor de la
frecuencia, más grave es el tono del
sonido. Así que los de alta frecuencia
son sonidos “agudos” y los de baja de frecuencia sonidos “graves”.
Y como el valor de la frecuencia
fundamental de una cavidad llena de un determinado gas, es directamente proporcional
a la velocidad con la que el sonido se propaga en dicho gas -y en el caso de
tener helio en los pulmones, la velocidad del sonido es casi tres (3) veces superior
a la velocidad del sonido en el aire-, resulta que el tono de nuestra voz con
helio en los pulmones, aumenta al hacerlo las frecuencias de resonancia de las
cuerdas vocales. De ahí el tono de pito de nuestra voz, tras haber inhalado gas
helio
Claro que también conocemos el efecto sónico
contrario, el de una disminución de la frecuencia y el consiguiente tono más
grave de la voz, que podemos conseguir inhalando un gas denso como el hexafluoruro de azufre SF6 (g).
Cerrando aquí esta nota cultureta acústica
y volviendo a nuestro volcánico sabio latino, resaltar que la suya fue una
muerte absurda y es que, a Plinio el
Viejo, como al gato de la cita inglesa, lo mató la curiosidad. Sin duda fue
un desventurado destino el de este esforzado y solitario científico, que por su
espíritu pionero merecía una final mucho major.
Ergo, y recapitulo, los venenos
se pueden encontrar en diferentes estados
de agregación de la materia y pertenecer a los distintos reinos conocidos: animal, vegetal y mineral. Una
cuestión por tanto de origen.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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