(Continuación) ¿Cómo explicar si no, que se gastara dos mil dólares
(2000 $) en diseñar y construir un arnés que permitiera andar y volar a una paloma
herida? ¿Estamos ante un visionario del animalismo?
Y una más, resulta que siendo Tesla
un hombre apuesto al que le gustaba exhibirse y epatar socialmente, nunca se
casó (“No creo que se puedan enumerar
muchas grandes invenciones paridas por la mente de hombres casados”, dijo en
cierta ocasión) ¿Era sincero o había otra razón? ¿Por qué?
Iliá Ivanov (1870-1932), biólogo soviético especializado en el campo de la inseminación
artificial y la hibridación interespecífica de animales. A él me refería con la
polémica creación de un híbrido humano-mono y que, para su desgracia y fortuna
de la humanidad, quedó en el intento. Pero no crean que andaba descaminado, de
hecho, con sus eficaces técnicas de inseminación artificial de yeguas (con un
solo semental preñaba a 500 hembras) logró impulsar la economía soviética.
Es más. Logró cruzar especies afines, llegando a obtener un cebrasno
(híbrido asno-cebra) y un ejemplar mezcla entre el bisonte europeo y la vaca. Así
que no es de extrañar que por afinidad buscara también el hombre-mono.
Y lo intentó de todas las formas. En 1924 probó fecundar hembras de
chimpancé con esperma humano lo que hizo sin éxito, y después quiso inseminar a
mujeres con semen de mono, un permiso que le denegaron. Les dije que había
personas de todo pelaje, formación y meritaje y como prueba les traigo dos
premios nobeles.
Brian Josephson (1940), el físico galés, es uno de ellos. Galardonado con el Premio
Nobel de Física en 1973 por la predicción del efecto Josephson, una descripción del efecto túnel de la mecánica
cuántica, es uno de ellos.
Una aportación científica extraordinaria, sin duda
alguna al alcance de muy pocos seres humanos, que llevó a Josephson a
pertenecer al club intelectual más selecto y elitista de todos los conocidos.
Una prueba de su inteligencia a qué dudarlo que, sorprendentemente, no
es incompatible con las ideas que tiene acerca de pseudociencias como la homeopatía
(defiende a la supuesta ‘memoria del agua’ como explicación científica) y la fusión fría.
Kary Mullis (1944), el bioquímico y escritor estadounidense es el segundo. Quien, entre
otras excentricidades, afirma que el VIH
no es el causante del sida, cuestiona
el cambio climático y asevera que es
factible comunicarse por telepatía, si
bien apunta que solo “bajo el efecto del LSD”. Todo apunta a que era un Nobel
al que le gustaban las drogas.
Sin olvidarnos de sus heterodoxas opiniones en algunas ciencias sociales o sobre la falsa ciencia de la astrología. Ya ven, de lo más
estrafalario y estrambótico desde el punto de vista racional, sí. Pero es que Kary Mullis, no lo olvidemos, entre
otros reconocimientos, es Premio Nobel de Química en 1993, ‘por
desarrollar la reacción de cadena de la polimerasa’ esencial para la
amplificación de secuencias específicas de ADN.
Por ir acabando este breve listado, en él tampoco faltan instituciones gubernamentales. Como la más que suspecta y rechazable investigación, llevada a cabo por científicos
del proyecto MK Ultra de la CIA, iniciado en 1953 y uno de cuyos objetivos era utilizar LSD para dominar mentalmente a los individuos.
Un estudio en el que participaron cuarenta (40) universidades, varias
conocidas empresas farmacéuticas y tres (3) centros penitenciarios. En fin, más
de lo dicho. De todo esto y mucho más podrá encontrar entre las páginas de este
libro, agrupado en una (1) Introducción, nueve (9) capítulos, un (1) Conclusiones
y un (1) Índice onomástico.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
Recuerden:
El científico loco. Una historia de la investigación en los límites
Luigi Garlaschelli y Alessandra Carrer
ALIANZA EDITORIAL.
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