martes, 19 de febrero de 2019

Febrero [CR-28]

En nuestro actual calendario gregoriano es el segundo mes del año y a diferencia del resto, consta de un número de días variable, a saber: 28 los años normales, tres de cada cuatro; 29 los años bisiestos, el que falta para el cuarteto; y en muy raras ocasiones, me constan hasta tres (3), este mes ha llegado a tener incluso 30 días. Como lo lee.
Hablamos de que hay años con 365 días (28 de febrero), 366 días (29 de febrero) y 367 días (30 de febrero), pero no es cierto que haya años de 368 días o más, ya que no existen a efectos metrológicos ni el día 31 de febrero, ni el 0 de enero que es probable que le suenen, como también el 0 de marzo que tampoco. El primero de ellos relacionado con la astronomía, y los otros dos de naturaleza, digamos, lingüística. Otro día se lo cuento.
Como seguro recuerdan, los nombres de los meses en lenguas como la italiana, portuguesa, inglesa, francesa o española provienen del latín, el mismo con los que los romanos lo designaron y cuyo origen hay que buscarlo en los nombres de sus emperadores, de sus números o de sus dioses. Como es el caso que nos trae.
Este mes, añadido por el segundo rey de Roma, Numa Pompilio (715-672 a. C.), está dedicado a Februo, dios de los infiernos, similar a Plutón, el dios del mundo subterráneo, con la interesada intención de aplacar sus iras. Así es como el dios romano Februo personifica al mes y a la fiesta de la purificación o limpieza, Februa, que se celebraba alrededor del 15 de febrero, y que más tarde se unió a las Lupercales.
Febrero fue incorporado junto a enero para adaptar el primitivo calendario romano, que constaba sólo de diez (10) meses, a la duración del año astronómico solar, siguiendo el modelo egipcio. Un añadido bimensual que se realizó al final, eran los meses undécimo y duodécimo, si bien por motivos varios, en el siglo I a.C., con la reforma de Julio César que estableció el calendario juliano, pasaron a ser el primero y el segundo.
Y acabo hablándoles de Plutón, no el dios sino el planeta. Dicen que el nombre lo pudo recibir porque, al estar tan lejos del Sol, siempre se encuentra a nuestros ojos, en la más completa y perpetua oscuridad. Aunque también, quizás, porque empieza por ‘PL’, iniciales de Percival Lowell, el famoso astrónomo estadounidense. No. No está clara la razón del plutoniano nombre.
Por cierto, el planeta fue descubierto por el, también, astrónomo y estadounidense Clyde William Tombaugh en el mes de febrero. Exactamente el 18 de febrero de 1930, como ven muy cerca de las antiguas februas romanas, de las que le hablaba más arriba. Parece como si el azar cerrara esta roteña andadura febrerina. Va a ser cierto que a veces las casualidades ocurren. No obstante el clásico nos previene: ‘Nihil novum sub sole’.
 [*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] Esta entrada apareció publicada el 01 de febrero de 2019 en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer.




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