Nada
menos que ciento cuarenta (140) años se han cumplido, desde que el 21 de noviembre de 1877 se grabara y
reprodujera la primera pieza musical, en uno de los cilindros del recién
anunciado fonógrafo del inventor
estadounidense Thomas Alva Edison (1847-1931).
De
la canción Mary had a little lamb hay
algo enrocado, así como lo hay también del fonógrafo, un dispositivo que posibilitaba
no sólo registrar sonidos, sino también reproducirlos.
Un fonógrafo, el de Edison,
que en un principio grababa sobre una hoja de papel de aluminio (Al) que envolvía a un cilindro que giraba. Un fonógrafo
que desde que fue creado en 1876, no dejó de experimentar mejoras
Como
las que en la década siguiente de 1880 el ‘El
Laboratorio Volta’ -del también inventor, aunque británico nacionalizado
estadounidense, científico y logopeda Alexander
Graham Bell (1847-1922)- introdujo al utilizar cilindros de cartón recubiertos de cera y un punzón de corte que se movía de lado a lado en una ranura
en zigzag alrededor del disco.
O
las que en la década de 1890, el inventor germano-estadounidense Emile Berliner (1851-1929) inició al sustituir los cilindros fonográficos
por discos planos, con un surco
espiral que discurre desde la periferia hasta cerca del centro, de los gramófonos.
Un
invento al que también podemos añadir: el
transmisor telefónico, el gramófono,
los discos de vinilo y un precursor
del micrófono.
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