(Continuación) Con el apoyo de amigos, la prensa y un fondo de
contribuciones públicas, la Nightingale
funda en 1860, la ‘Escuela y Hogar para
Enfermeras Nigthtingale’ en el Hospital
St. Thomas de Londres. Comienza con sólo diez (10) alumnas y ella misma es
una de las profesoras.
Escuela de Enfermería
No es que la idea de formar enfermeras fuera nueva en la Gran Bretaña de
mediados del siglo XIX, por supuesto que. De hecho, antes de la guerra, ya
existían asociaciones de enfermeras formadas por mujeres competentes desde el
punto de vista profesional, e intachables desde el moral.
Pero no es menos cierto también, que seguía predominando en la sociedad el
estereotipo de enfermera “borracha e ignorante” creado en la literatura, por ponerles un ejemplo Charles Dickens.
De ahí que su escuela estuviera basada en dos ideas irrenunciables. Una.
Las enfermeras debían adquirir experiencia práctica, en hospitales organizados
especialmente con ese propósito. Dos. Las enfermeras debían vivir en un hogar
adecuado y llevar una vida moral y disciplinada.
Sin duda alguna como mujer sabía lo que tenía que hacer y lo hizo bien
porque, con este tipo de escuela y sus principios, cambió por completo la mala
fama que la enfermería había tenido hasta ese momento en la sociedad.
El rigor
moral en el que viven y la magnífica formación con la que salen las enfermeras,
hacen que la carrera se empiece a ver como un trabajo femenino responsable y
respetable, y como un empleo no sólo estimado sino valorado profesionalmente.
Tanto es así que durante la Guerra de Secesión de 1861, Nightingale
fue llamada por el gobierno de la Unión para que organizara sus hospitales de
campaña, y como consultora sobre temas de salud del ejército.
También fue requerida por la Oficina
de Guerra Británica, para que asesorara sobre los cuidados médicos para el
ejército en Canadá.
A título de curiosidad les diré que entre sus informes incluyó algunos tan
insólitos como unos cálculos matemáticos de estima sobre el “promedio de
velocidad de transporte en trineo” y “tiempo requerido para el transporte de
los enfermos sobre grandes distancias en Canadá”.
Ya sabíamos de su amor por las matemáticas.
Más reconocimientos
A causa de los excesos de trabajo y la enfermedad de Crimea, con el paso del tiempo, la salud de Florence se resintió y en 1872 se retiró del servicio activo, lo
que no impidió que siguiera recibiendo reconocimientos. Precisamente en ese
mismo año y durante su visita a Londres, Henri
Dunant, fundador de la Cruz Roja, manifestó:
“A pesar de que soy conocido como el
fundador de la Cruz Roja y el promotor de la Convención de Ginebra, es a una
dama que todo el honor de esa convención es debido. Lo que me inspiró a viajar
a Italia durante la guerra de 1859, fue el trabajo de Miss Florence Nightingale
en Crimea”. (Continuará)
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