martes, 29 de agosto de 2023

Einstein, Nobel y Relatividad. Nominaciones fallidas: El valor de la prueba y la Academia sueca

(Continuación) Si me quisieran representar como una ‘bête noire’ sería al contrario, un judío suizo para los alemanes y un sabio alemán para los ingleses’. Por desgracia, con el tiempo, el irónico comentario resultaría profético.

Relatividad y conferencias “populares”

Incluso se daban numerosas conferencias dedicadas al tema de la relatividad, de las que nadie de los asistentes se enteraba ni lo más mínimo, pero asistían en masa, un fenómeno social éste que nunca antes había tenido lugar, y algo bastante incomprensible, la verdad.

Algo parecido ocurriría tres años después, en 1923, durante su visita a España, cuando la prensa daba buena cuenta de sus pasos y se multiplicaban sus conferencias y presencia en diferentes actos académicos y sociales.  

La razón de tanto interés habría que buscarla, quizás, en el “entusiasmo” de la propia prensa, que vendía la relatividad como una nueva filosofía de vida, como un nuevo pensamiento que mejoraría las creencias y las normas del hombre.

Una vital visión realmente atractiva para aquellos momentos posbélicos tan delicados y difíciles. De hecho hasta en su Alemania natal, el Berliner Illustrirte Zeitung lo equiparaba a genios como Copérnico, Kepler o el mismo Newton no le digo más.

Eclipse, Premio y Academia sueca

El caso es que la confirmación experimental de Eddington a la relatividad general, con los datos del eclipse solar de noviembre de 1919, supuso un punto de inflexión que lanzó a Einstein a la fama mundial, convirtiéndolo, por así decirlo en el chico mimado de la ciencia. Y ahora sí, no fueron pocos los exégetas que pensaron que en 1920 le concederían el premio Nobel de Física.

La mayor parte de la comunidad científica estaba de su lado y hasta cambiaron de opinión Lorentz, Bohr y otros nominadores oficiales de la Academia -que hasta entonces habían estado más a favor de la nominación de Planck como físico teórico- que escribieron en su apoyo, centrándose en la ya completada teoría de la relatividad.

El premio einsteniense-relativista parecía que estaba cantado, que era una apuesta segura, sin embargo en la Academia sonaba la misma música pero con otra letra, siempre suele haber un pero en toda cesta que se precie.

La política entra en juego

Una letra que no hablaba de objeciones científicas, las irrefutables pruebas empíricas del eclipse las habían callado todas, sino de ataques en el terreno personal, político y cultural. Se pudieron oír y leer expresiones de prejuicios en contra de él (“Era judío y socialista… era internacionalista y pacifista”); (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 


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