No sé, pero me recuerda a una de las citas del físico,
químico y jugador de rugby universitario neozelandés Ernest Rutherford (1871-1937),
Premio Nobel de Química en 1908, la de ‘Toda la ciencia es física o
filatelia’, por cierto ¿coincide con ella?
Pero yendo a lo que vamos, es obvio que a principios del
siglo XX latían sentimientos encontrados en la Academia Sueca y sus miembros
sabían lo que eran un huevo, el fuego, el aceite y una sartén, claro que lo
sabían, solo que ellos lo freían de manera
diferente a la relativista de Einstein.
1920, Nobel para un desconocido
Lo hizo ‘por su contribución a la mejora de la precisión
de las medidas en Física en su descubrimiento de las anomalías en las
aleaciones de níquel y acero’ siendo director de la Oficina
Internacional de Pesas y Medidas en Suiza
Y aunque se trató de una aportación decisiva
en la construcción de instrumentos de altísima precisión, no estaba ni con mucho
a la altura de un galardón como el Nobel y su elección fue
vista con estupor por toda la comunidad científica.
Se dio el caso de que, incluso, quienes se
oponían a la teoría de la relatividad, encontraron extravagante esta
concesión a Guillaume, ¿entonces por qué se lo dieron?
Razones de un
Nobel
Por otro lado, la sección más conservadora y fiel a las
directrices de Alfred Nobel (1833-1896), fallecido un cuarto de siglo
antes, pretendía seguir distinguiendo a aquellos científicos que lograsen el
“descubrimiento o invención más importante”.
Y eran más bien pocos los miembros de la Academia que tenían
del todo claro que la teoría de la relatividad se ajustase a esa pauta, el planteamiento
einsteniano les resultaba demasiado abstracto y preferían esperar a que hubiera
más evidencias que lo respaldaran. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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