(Continuación) Resulta que quedó segunda en la licenciatura de matemáticas, y es que había decidido estudiar las dos carreras lo que, dicho sea de paso, no era muy normal, no.
1898. Es la primera persona (mujer u hombre) en utilizar el término radiactividad, ya está casada desde 1895 con el físico francés Pierre Curie (1859-1906), descubridor de la piezoelectricidad, y ha nacido su primera hija, Irene. Dejo aquí el siglo decimonónico.
Siglo XX
(primera y segunda década)
1903. De nuevo es la primera mujer en
obtener el doctorado en física por la Sorbona, de hecho, fue la primera en
conseguirlo de toda Europa; y este mismo año se convierte también, en la
primera mujer que recibe un premio nobel de ciencias. Le fue otorgado,
conjuntamente con su esposo Pierre Curie y el físico francés Henri Becquerel
(1852-1908), el Premio Nobel de Física en 1903 ‘por el
descubrimiento de la radiactividad’.
1906. Más tarde, al ocupar la cátedra de Pierre Curie en la Sorbona, tras su accidentada muerte, Marie se convirtió, de nuevo, en la primera mujer que formó parte de un claustro universitario como profesora y como jefe de laboratorio.
1911. Asimismo es la primera en ser
invitada al selecto y selectivo Congreso Solvay, un
reconocimiento científico al alcance de muy, muy, pocos hombres. No le digo
nada si se trata de una mujer, vamos, que es la única por ahora, con eso se lo
digo todo.
Es este año cuando recibió su segundo y nobelero galardón,
esta vez en solitario -el Premio Nobel de Química en 1911, por ‘haber
preparado el radio e investigado sus compuestos’-, pasando a ser, no
ya la primera mujer en obtenerlos (cosa que ya se habrá imaginado), sino la
primera persona en recibir dos de estos galardones. Y sí, claro, también es la
única mujer en tenerlos.
Pero no todo fue bueno en este primer año de la segunda década del siglo XX, a principios del mismo, Marie, fue propuesta para ocupar un puesto en la prestigiosa Academia de Ciencias de Francia, una de las instituciones más emblemáticas en su época.
Una candidatura presentada por su buen amigo y antiguo
profesor, el polímata Henri Poincaré (1854-1912), que no llegó a buen
puerto a pesar de estar ella sobrada de méritos. Y es que se atravesó en el
proceso un poliédrico problema, con dos aristas a cada cual más cortante.
De un lado la Académie des sciences no admitía
mujeres, una cuestión que, afortunadamente, cambiaría radicalmente con el
tiempo. ‘En ciencia hemos de interesarnos por los hechos, no por las
personas’. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue
publicado el 21 de noviembre de 2022, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA,
del diario digital Sevilla Actualidad.
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