miércoles, 17 de noviembre de 2021

COP26 [CR-157]

[Esta entrada apareció publicada el 05 de noviembre de 2021, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]

Desde el pasado domingo y hasta el próximo viernes, tendrá lugar en Glasgow la vigesimosexta ‘Conferencia de las partes’ cuyo anuncio oficial, como el de tantos otros que le precedieron, vuelve a insistir en más de lo mismo, es decir, acrecencia de la resiliencia y preocupación por un mejor ambiente para nuestro planeta. Ya me entiende. 

Una iniciativa centrada fundamentalmente en dos acciones: minimizar el aumento de su temperatura global, los pretendidos 1,5 ºC; y reducir las emisiones, el pretencioso cero emisiones de carbono. Le confieso que me suena al mismo soniquete de siempre, a algo que ya hemos oído otras muchas veces, a la misma letra con distinta música. Pero bueno, ya veremos en qué queda, demos tiempo al tiempo, aunque me temo lo peor.

Mientras, le pongo negro sobre blanco algunos considerandos para una correcta redacción de los términos, científicos y no científicos, implicados en este acontecimiento. Empiezo, claro, por los primeros.

‘Descarbonización’ y ‘descarbonizar’ -referidos al proceso de reducción de emisiones de carbono, sobre todo en forma de dióxido de carbono-, son términos correctos al estar formados a partir del sustantivo carbono y contar con un uso asentado en las publicaciones medioambientalistas. 

El nombre de nuestra unidad de temperatura es grado Celsius (no grado centígrado) y su símbolo es °C, un pequeño círculo sin punto ni subrayado, seguido de la letra C sin dejar espacio, y ambos separados de la cifra por un espacio. Si se trata de un escrito no especializado podemos prescindir de la C y usar solo el círculo que, en ese caso, va pegado al número.

Y sostenible (España) o sustentable (América) son adjetivos válidos para referirse al modelo de desarrollo que pretende no comprometer a las próximas generaciones con un consumo excesivo de recursos. 

Es correcto el neologismo sabanización para referirse al proceso de degradación de zonas de bosque, selvas o bosques tropicales, consistente en la desaparición de árboles y en la apertura de grandes claros, que son ocupados por hierba y arbustos, configuración propia de la sabana. Un proceso no equivalente a deforestación ni a desertificación o desertización. 

También es válido, desde el punto de vista etimológico, el neologismo ecocidio, utilizado para referirse a un daño ecológico muy grave.

No lo son sin embargo otros anglicismos como: ‘littering’, es preferible la alternativa castellana de basureo o basurear; ‘zero waste’, mejor emplear la expresión residuo cero; ‘greenwashing’, en castellano existen ecoimpostura, lavado de imagen verde, la más coloquial de ecopostureo o, ya de la que va, el “blablablá” de la niña Greta

Tampoco lo es ‘flygskam’, asociado precisamente al movimiento que ella difunde y que debemos sustituir por vergüenza de volar, ya sabe, lo del dióxido de carbono, el avión y el catamarán. En fin, ¿COP27?

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

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