miércoles, 24 de noviembre de 2021

Alfonso X ‘el Sabio’. Herencia bibliográfica (1)

(Continuación) Muchas disciplinas humanísticas, pero no todas, pues brillan por su ausencia, es solo un ejemplo, los estudios de carácter metafísico-teológico, toda una señal de por dónde iban los innovadores intereses culturales del rey sabio, en clara diferenciación con los que durante siglos había llevado la Iglesia.

Conocimientos que plasmó en miles de páginas y recopiló en numerosos textos y libros, muchos de ellos escritos total o parcialmente en Sevilla y que le valieron el sobrenombre de ‘el Sabio’, si bien no es menos cierto que este título solía aplicarse a los iniciados en astrología.

Unas obras que, por mera deformación divulgadora y para los intereses que me traen aquí, le planteo agrupada en una manita de categorías: obras jurídicas, obras de carácter recreativo, obras históricas, obras poético-musicales y obras científicas.

Obras jurídicas

Destinadas en principio a sumar en la labor unificadora iniciada por su padre Fernando III el Santo, sus obras jurídicas podemos considerar que arrancan con el Fuero real de Castilla (1254), en realidad una especie de borrador de su gran obra en este campo, el Código de las siete partidas (1256-1263 o 1265).

Se trata del texto jurídico de mayor vigencia en Hispanoamérica (siglo XIX) y en él se unifica lo mejor del derecho romano de Justiniano con las más vivas tradiciones normativas de Castilla. Presentado en siete secciones tenía como objetivo dar uniformidad legislativa al reino, y fue el corpus legal por antonomasia, por su amplitud y exhaustividad.

La segunda categoría viene representada en principio por el Libro de juegos (1252) recopilador de lo que, por aquél entonces, eran las actividades lúdicas y deportivas de la nobleza.

Obras de carácter recreativo

Y sobre todo por el Libro del Ajedrez, dados y tablas (1283), un ejemplar que consta de 98 páginas embellecidas con 150 ilustraciones en color y que -aparte de ser el texto más antiguo sobre ajedrez, incluye 103 problemas de los que 89 ya aparecen en anteriores tratados árabes-, también trata de otros juegos como el alquerque, los dados y las tablas, ¿backgammon?.

De las actividades deportivas recordar que durante la Baja Edad Media estaban muy extendidos ciertos juegos de pelota consistentes en golpear, al aire o a ras de tierra, un objeto redondo con las manos, los pies o con ayuda de un palo u otro objeto.

Una costumbre muy arraigada no solo en Castilla sino en toda la península, practicada por jóvenes de toda condición social, hasta por el clero que lo tenía prohibido, con la finalidad de divertirse y fortalecer el cuerpo. (Continuará)

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