No es la primera vez, por diferentes motivos y de distinta naturaleza, que el primero de los superhéroes se asoma a este blog, si bien es cierto que nunca lo ha hecho por el del titular, y eso que la historia del ‘Hombre de Acero’ es más que conocida por todos.
Sin embargo, ya lo ve, en la tercera década el siglo
XXI -entre Filomena, pandemia COVID-19, terremotos, olas de
calor, incendios, erupciones volcánicas y sequía- nos enteramos de lo que nos
enteramos.
Algo impensable e inesperado hasta hace bien poco
para muchos, aunque pensable y esperado para otros desde hace ya algo de tiempo.
La incorrecta corrección de la inclusión en general, y de las sexualidades en particular,
sin duda el signo de los tiempos que corren.
De Kal-El a Clark
La historia, se lo decía más arriba es bien conocida. Nuestro superhéroe -de nombre original Kal-El, puesto por sus heterosexuales padres biológicos en Krypton, el planeta donde nació-, al llegar a la Tierra fue adoptado por una pareja de granjeros también heterosexuales, quienes le rebautizaron ahora como Clark Kent, su ‘alter ego’ que no al revés.
Es el nombre bajo el que vive pluriempleado,
compaginando sus actividades de superhéroe, provisto de capa y calzón rojos por
encima de la ajustada malla azul, con las de tímido reportero del periódico ‘Daily
Planet’, con gafas de pagafanta y traje encubridor del disfraz supermánico.
Y es que, responsabilizado por sus extraordinarios
poderes, no tiene mejor idea que trasladarse a Metrópolis, trasunto de
Nueva de York, ni mejor misión que dedicarse a reprimir el delito común
persiguiendo a rateros de tres al cuarto, evitando asaltos a ancianas
indefensas o atrapando ladrones con el botín en la mano, a la salida del banco.
Clark y Lois
Unas actividades que naturalmente compagina con la de salvaguardar vidas, en desgracias y catástrofes varias y, como no, con la de luchar contra el malevo supervillano Lex Luthor y su perverso deseo de dominar el mundo.
Y por si esto fuera poco, como periodista conoce a Lois
Lane y ocurre lo que a veces suele ocurrir entre humanos, chico conoce a
chica, se enamoran y tienen un hijo, en este caso Jonathan Kent. Un
joven que con el tiempo descubre que también tiene superpoderes, renovados y
aumentados cuando se viste con la 'S' en el pecho, y eso que es solo medio
kriptoniano.
Quiero decir que, a pesar de compartir material
genético humano por parte de madre, mantiene intactos los superpoderes sobrehumanos,
¿o mejor deberíamos decir sobrenaturales?, de su padre. Ya, sé en lo que
está pensando y lo comparto, pero es lo que tiene la supergenética del cómic, lo
justito de ciencia. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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