martes, 21 de abril de 2020

‘¿Es peligroso dormir con plantas?’ Creencia y Lógica

(Continuación) Una cuestión nada banal la del colegio si tenemos en cuenta que esa temprana edad es un momento cognitivo clave para el aprendizaje de determinados conceptos ciertos, lo que está bien, o errados, lo que ya no lo está tanto. Y en este caso no ayuda precisamente a desterrar la ignorancia, el hecho de que existan personas que manifiesten en público la supuesta práctica de sacar las plantas de las habitaciones de los hospitales, para que así los enfermos puedan respirar sin peligro para su salud. Patiño, dixit.
Por resumirlo, la base del argumentario de esta creencia pasa por la idea, cierta por otro lado, de que durante la noche las plantas absorben oxígeno y emiten dióxido de carbono, de modo que si estamos junto a ellas nos quedaremos sin respirar el gas que necesitamos y respiraremos el que nos adormece primero y nos asfixia después. Luego, ¿estaban en lo cierto nuestras madres, abuelitas y maestros? ¿Van de la mano en este caso, ciencia popular y ciencia académica?
Bien, pues como en todos los mitos, bulos y leyendas que en el mundo han sido, son y serán, en éste también existe una parte de mentira y otra parte de verdad, así que a partir de ahora y como quien dice, ¡marchando una de desmontaje del mito, a modo del televisivo ‘Desmontando a Paquirrín’.
Leyenda urbana. Lógica
Existen personas en este mundo, es probable que conozca a alguna, que por precaución sacan de su dormitorio durante la noche hasta el más pequeño de los cactus, y sin embargo duermen con el gato a los pies de la cama o con el perro, por no nombrar a su pareja o con quien se encarte, que eso no viene al caso ni es asunto que me incumba. Y la causa de la habitacional expulsión del vegetal ya se la imagina, el miedo a quedarse sin oxígeno. Se trata de una curiosa forma de pensar, no solo errada desde el punto de vista científico, sino algo absurda a poco que se recapacite sobre ella, por resultar contraria a la más elemental lógica. A vuela tecla, hasta tres razones se me ocurren, tres como las hijas de Elena pero, a diferencia de ellas, éstas son buenas.
UNA. Se trata de un pensamiento ilógico por una cuestión de naturaleza geográfica. Ya le decía antes que esta falacia es casi exclusivamente española pues en la inmensa mayoría de países no es conocida, pero entonces ¿qué les pasa a sus habitantes que duermen con ellas en la habitación? ¿Acaso nos llegan noticias de estas extrañas y extranjeras muertes nocturnas? ¿Conoce algún informe que provenga de fuentes fidedignas cuyos datos nos adviertan de ese peligro? No, ¿verdad?, pues como yo. Así que…
DOS. También es ilógico por una cuestión de naturaleza física, aunque también de aplicación del mero sentido común. A nadie escapa que el volumen de oxígeno que absorbe una planta y el de dióxido de carbono que expulsa en su respiración, por una sencilla cuestión de tamaño, tiene que ser muy, muy, inferior a los correspondientes de un gato, perro, persona o personas con las que sin embargo pernoctamos y tras pasar la noche no nos pasa nada. Todo el mundo lo sabe. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.


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