(Continuación) Y la segunda con la serie televisiva ‘Embrujada’
de 1964 y la simpática brujita que arrugaba la nariz interpretada por Elizabeth
Montgomery. Nada por tanto de viejas corcovadas, verrugosas, malignas y
astrosas. No. Es como si la gracia de la rima pasara al personaje, de modo que
ahora ‘piruja’ es sinónimo de simpática o traviesa. Pero nada es lo que parece,
aunque lo parezca.
Si bien entre 1914 y 1992, la única definición que aparecía en el
diccionario, idéntica además en todas las ediciones, era la de ‘mujer joven,
libre y desenvuelta’, algo que nos podría hacer pensar sobre todo a la luz del
siglo XXI que se trata de algo moderno y con un valor a destacar, lo cierto es
que nada más lejos de la realidad esta valoración del ‘new look’ de la palabra.
Es más que probable que, llamando a las jóvenes ‘libres y desenvueltas’,
en realidad se las estuviera tachando de frescas y libertinas, de mujeres que
iban contra las normas de la moral, ya me entienden. Y en este sentido no
faltan precedentes. En 1829, el escritor Bretón de los Herreros (1796-1873),
nos describe en unos versos el peligro que corre un hombre que derrocha sus
ahorros en los burdeles y lleva en coche “a una piruja”.
Y años después, en 1895, es el egabrense Juan Valera (1824-1905)
quien hace que el personaje de don Paco, celoso a causa de la desenvoltura de ‘Juanita
la Larga’ con los hombres, la llame mentalmente “pirujilla”, un uso castizo
del vocabulario andaluz. Lo que faltaba, la palabra ‘piruja’ como eufemismo,
¡Piruja la llamaban!
Otras acepciones
Precisamente en ese mismo sentido parecen ir las otras dos acepciones
incorporadas más recientemente. La primera, la mexicana de 1992, con su preciso
significado de ‘prostituta’, que también se utiliza en Chile, Guatemala y
Venezuela, por citar algunos ejemplos. Y la segunda, la salvadoreña de 2014, ‘que
no cumple con sus deberes religiosos’, acepciones que con su permiso no
comento.
Por cierto que en Centroamérica, durante un tiempo, el término designó
a los liberales como encarnación de lo demoniaco, y en Argentina una piruja es
una mujer de baja estofa, vulgar y sin modales. Ya en terreno patrio la cosa del
significado depende.
Y así en Canarias una piruja es como en México, una puta. Sin embargo en
la península, en Castilla para más señas, se entiende por piruja una mujer
joven de costumbres deshonestas. Y en Écija (Sevilla), un pirujo es alguien que
dice tonterías, cotilleos y mentiras.
Al respecto de ellos y como antes, solo les digo que tres cuartos de
lo mismo. Y hasta aquí buena parte de lo que les quería contar acerca de la
bruja piruja. Ni que decirles que nada de esto se lo he contado a mis nietos,
con ellos me quedé en los tiempos de Maricastaña, que ésa es otra que
tal baila, ¿quién era Maricastaña?
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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