Es el título de un cuento de ciencia ficción del escritor
estadounidense Ray Bradbury,
publicado en 1952 y reimpreso media docena de veces más desde entonces.
Su argumento es de lo más interesante pues mezcla dos ideas de lo más atractivas.
De un lado los sugerentes viajes a través del tiempo y del otro la caza de
animales imposibles.
La acción transcurre en el futurible año 2055, en el marco
de una empresa que ofrece a sus clientes viajes al pasado, para que puedan
cazar animales prehistóricos. Animales del tipo del tiranosaurio, para que se hagan
una idea.
Salvando el cuestionable, para algunos, aspecto cinegético de la cuestión, la
historia de Bradbury es una anticipación a lo que con posterioridad
conoceríamos con la expresión efecto
mariposa o, como su propio autor
Edward Lorenz denominó, la “dependencia
sensible en condiciones iniciales”.
Un tópico más de la ciencia ficción del viaje en el tiempo, una
consecuencia más de la teoría del caos
tercer pilar en el que se sustenta la Física
Moderna.
Echando las cuentas resulta que el cuento (ficción) precede al trabajo del
meteorólogo (ciencia) en casi diez (10) años, lo que no está nada mal pero
tampoco infrecuente. No es éste el único campo de conocimiento científico en el
que la una va por delante de la otra.
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