(Continuación) Y que no era nuevo para el hombre, pues ya en el antiguo
Egipto las mujeres cubrían el cuello del útero con materiales que elaboraban a
partir de elementos naturales para así evitar el embarazo. Un dispositivo que
tuvo una versión moderna a finales del siglo XIX.
Fue diseñado en 1880 por su antiguo profesor en Groninga, el ginecólogo
alemán Willhelm Mensinga, de ahí que
fuera conocido como ‘diafragma Mensinga’, y el mismo que Aletta Jacobs volvió más efectivo al perfeccionar su diseño y
estructura (llegó a ser conocido como el ‘gorro holandés’).
De
vuelta a Holanda
El control de la natalidad a través de la prevención de los embarazos no
deseados pasó a ser su bandera reivindicativa que le llevó a participar en el
Consejo Internacional de Mujeres que tuvo lugar en la capital del Reino Unido
en 1899.
Y tras lo aprendido en las tierras de la pérfida Albión nuestra científica se vuelve a Ámsterdam, donde pasa consulta atendiendo de manera gratuita
a personas necesitadas y sin recursos. Entre ellas a las mujeres y en especial
a las prostitutas, siendo partidaria de legalizar su actividad.
En su consulta difunde la idea del control de la natalidad a través del uso
de anticonceptivos y distribuye su versión del diafragma entre las pacientes,
teniendo que luchar contra los que proclamaban que su uso llevaría a un mundo
sin niños y a una economía devastada.
Sin duda la doctora Jacobs fue una pionera en la promoción de la
planificación familiar y su consulta el primer centro que se abrió en Holanda.
Con el tiempo sus intereses van evolucionando y su activismo va dirigido a
la lucha por la consecución de los derechos de las mujeres y el sufragio
femenino. En 1904, en el veinticinco (25) aniversario de su doctorado, se
retira del ejercicio de la medicina y es cuando se dedica de forma plena a su
nuevo cometido.
Participa en numerosos congresos a favor de la mujer, forma parte de
distintas asociaciones feministas, colabora dando conferencias promoviendo la
igualdad, propicia el encuentro entre mujeres de todo el mundo.
Gracias a ella
el voto para la mujer llegaría a Holanda en 1918.
Aletta Jacobs falleció en 1929 dejando antes otra muestra de su
originalidad. Fue pionera en otra cuestión, la incineración. Cinco años antes de morir dejó por escrito que quería
ser incinerada. Y así fue.
No. No fue poco lo que esta holandesa, hija de un médico de pueblo, hizo
mucho por una igualdad de género que, por desgracia y a pesar del tiempo transcurrido,
el mundo aún persigue.
Por estos motivos y otros no enrocados, el buscador Google le dedicó este jueves pasado su conocido y reconocido doodle a la médico holandesa Aletta Jacobs (1854-1929), en el ciento
sesenta y tres (163) aniversario de su nacimiento.
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