(Continuación) Por último, y al igual que hice en el estudio anterior, para
éste, pueden ampliar información en el artículo de D. K. Burchette, publicado en Latex
Rubber Institute of Malaysia con el título de “A study of the effect of baloon releases on the environment, 1989”.
Desenlace:
¿Adónde van los globos de helio que se les escapan a los niños?
Tras lo expuesto y dado lo poco predecible que resulta, menos de lo deseado,
la acción de las condiciones meteorológicas que afectan a la trayectoria del
globo, parece acertada la decisión de los investigadores citados.
La de irse al otro extremo del problema e intentar optimizar al máximo las propiedades
mecánicas del globo, para así garantizar su integridad física en el aire el
mayor tiempo posible.
Porque en lo que se refiere a las variables externas a él, en el caso del
globo de helio éstas no pueden ser más adversas. Se estima que la vida media
típica de un globo de estas características, mientras asciende, oscila entre las
dos y las cinco horas (2-5 h).
Transcurridas las cuales tendrá lugar su desinflado o su explosión, con
posterior caída al suelo en ambos casos y en una sola pieza en el primero o en
trozos en el segundo. Como ya saben, al escapar de la mano del pequeño y
ascender el globo se irá hinchando, pudiendo ocurrir en un momento determinado una
de estas dos circunstancias.
O se mantiene flotando durante unas horas a pocos kilómetros de altura, para
ir después perdiendo poco a poco el gas helio
(He) de su interior y acabar cayendo al suelo. O no resiste la diferencia de presión (∆P) entre su
interior y la atmósfera, con lo que terminará explotando y convertido en una
multitud de pequeñas tiras esparcidas por el suelo y distantes entre sí.
Mientras escribo estas líneas mi instinto docente me avisa que, en cuanto
pueda, debería volver sobre estas dos fluidas circunstancias mecánicas, eso sí,
desde el conocimiento de la física bachillera. Unas circunstancias de las que
sí podemos decir ahora que dificultan claro está, la búsqueda y hallazgo del
globo o de sus restos.
Dificultad a la que se agrega, sólo que viene en nuestra ayuda, el software
desarrollado por Glaschke que,
en teoría y por lo leído, nos debe facilitar su hallazgo. Sin embargo, llámenme
incrédulo, por lo que vislumbro no las tengo todas conmigo.
No es que desconfíe del invento del alemán, Dios me libre, pero tengo para
mí que ponerse a buscar el globo fugitivo no es una opción. Lo mejor que
podemos hacer, una vez consumada la huida, es decirle al niño lo que les
escribí en el planteamiento de este discurso.
Aquello de que el globo está con
los pajaritos, o que lo cogerán desde un avión que pase por su lado, o que va
camino del Sol, o que llegará hasta las estrellas. O lo que les parezca mejor,
todo con tal que se consuele.
Mas si no se consuela, apresúrese a comprarle
otro asegurándose esta vez de atarle el hilo a la muñeca. Lo digo más que nada por evitarle otro disgusto al niño y a su cartera.
Y vuelvo a los globos aerostáticos en general y a la meteorología, ahora
desde un punto de vista más teórico. Algo así como una mezcla entre globos,meteorología y sistemas no lineales.
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