miércoles, 16 de diciembre de 2015

Fertilidad masculina: Concentración del esperma

(Continuación) Como les decía, espermatozoides y semen no son la misma cosa, si bien están estrechamente relacionados. Son como la parte (pequeña) y el todo. Aunque según como se mire, puede resultar no tan pequeña. Me explico.

Los espermatozoides constituyen entre el cinco por ciento (5 %) y el diez por ciento (10 %) de lo eyaculado, lo que dicho así, en términos relativos, puede parecer poco pero, siempre hay un pero, si lo traduce a valores absolutos, resulta ser una cantidad bastante alta.

Alta porque estamos hablando entre cien y quinientos millones (100 000 000-500 000 000) de espermatozoides por cada eyaculación; es decir que en promedio se liberan doscientos cincuenta millones (250 000 000).

Una cantidad bastante alta per se, y que cobra más valor si consideramos que, para más inri, el hombre puede eyacular varias veces al día.

Se calcula que durante su vida, el sistema reproductor masculino llega a producir quinientos veinticinco mil millones (525 000 000 000) de espermatozoides de promedio.

Una cifra muy por encima de la producción femenina de células reproductoras, cuyo número no es equiparable.

Como saben las mujeres nacen con unos dos millones (2 000 000) de folículos de óvulos que al llegar a la pubertad, comienzan a ser liberar de forma periódica durante la ovulación. Pero en total, y a lo largo de su vida, una mujer tan sólo suelta unos cuatrocientos cincuenta (450) óvulos maduros.

Nada que ver con el esperma del hombre, cuya concentración se expresa en millones de espermatozoides por mililitro de esperma eyaculado. Una cifra que es importante pues de su valor depende que un varón sea fértil o no.

Infertilidad masculina
Un valor que a lo largo de los años ha ido variando y a la baja.

Según la OMS, Organización Mundial de la Salud, en la actualidad el límite para ser fértil se encuentra en el valor de quince millones (15 000 000) de espermatozoides por cada mililitro (1 ml) de semen eyaculado.

O lo que es lo mismo. En aquellas parejas que pueden tener hijos de forma natural, los hombres contienen en su semen, de media, unos valores iguales o superiores a esta cifra.

En el caso de que la concentración sea menor, se dice que el hombre padece de oligozoospermia u oligospermia. Una alteración para la que, si es leve, la inseminación artificial puede ser una medida suficiente para conseguir el embarazo.

Pero si la oligospermia es acusada, por ejemplo con menos de cien mil (100 000), entonces se la denomina criptozoospermia y, en estos casos, suele ser necesaria una técnica más compleja para lograr el embarazo. Me refiero a la fecundación in vitro o a la ICSI.

Y si no se encuentra ningún espermatozoide en el semen, a esta anomalía se le llama azoospermia. Un mal asunto.

Sin embargo, lo curioso del asunto es que este límite de infertilidad no ha sido siempre el mismo. No. Como les decía más arriba ha ido disminuyendo con el paso de los años.

Y así, en los últimos cuarenta (40) años ha pasado de ser cien millones (100 000 000) en 1970, a los actuales quince millones (15 000 000) de 2010, pasando por los veinte millones (20 000 000) de 1999.

Es decir que cada vez tenemos menos espermatozoides en nuestro esperma. (Continuará)



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