Recientes investigaciones realizadas por un grupo de científicos de las universidades de Zurich y Estocolmo, al analizar un centón (100) de gametos procedentes de otras tantas especies de mamíferos, han demostrado que:
a) la envergadura de un animal es el factor determinante en la evolución del tamaño de sus espermatozoides y,
b) el tamaño de los espermatozoides es inversamente proporcional a la de los órganos de reproducción.
Lo que si se piensa bien, no deja de tener su lógica y, por ende, no resulta en absoluto paradójico lo del elefante y el ratón.
Me recuerdo a mí mismo, perdonen el inciso bio-bachiller, que los gametos son las células sexuales haploides de los organismos pluricelulares y que las humanas masculinas se llaman espermatozoides.
Proceedings B
Proceedings B es la revista de la británica Royal Society, en la que ha sido publicada esta investigación acerca del tamaño de los animales y el de sus espermatozoides, que les estoy contando. En ella se explica que en los de mayor tamaño, y por tanto provistos de grandes órganos reproductores, el semen debe recorrer un largo camino para encontrarse con el óvulo de la hembra, que también tiene unos órganos reproductores grandes.
Lo que se traduce en que el riesgo de que los espermatozoides se pierdan en tan largo (por partida doble) camino sea grande y por tanto que no alcancen su objetivo, el de fecundar al óvulo.
Una contrariedad reproductiva que se intenta soslayar produciendo mucho, mucho, esperma. Una actividad que para los grandes machos, poseedores de enormes testículos, no presenta ningún problema. Si bien una contraprestación.
Habrá muchos más espermatozoides, pero serán más pequeños y de menor calidad.
Aun así compensa. Aunque se desperdicie buena parte en el trayecto no importará, pues se ha escogido cantidad frente a calidad. Es lo que se ha dado en llamar la “estrategia del desperdicio”.
“Estrategia del desperdicio”
Que dada su primacía, es la mejor estrategia a emplear. Con más espermatozoides en la carrera fecundadora, los machos grandes optimizan el resultado de la operación, por lo que les compensa su ingente producción sin mesura.
Sin mesura digo porque de este estudio se desprende que, donde mayor riesgo hay de que se pierdan o diluyan los espermatozoides es en el enorme aparato reproductor femenino. También en esto las hembras tienen la llave del asunto. Vamos la última palabra. Como siempre.
Pero vamos, nosotros los varones, por la parte que nos toca sabemos lo que hay que hacer y cumplimos o al menos lo intentamos.
Cuanto más esperma propulsemos, más posibilidades hay de que uno de los espermatozoides llegue a la meta y fertilice. Y no importa que tengan menos calidad. Si son tantos, alguno de ellos...
Pero claro, grandes producciones de semen exigen importantes tamaños de testículos; algo sólo factible, en un principio, a animales grandes como los primates, las ballenas o los propios elefantes. (Continuará)
No hay comentarios :
Publicar un comentario