Así que estamos ante el centenario de la que, para muchos, fue su máxima obra y, para todos, significó un cambio en la forma de ver y entender el mundo.
Llevaba por título Die Feldgleichungen der Gravitation (Las ecuaciones de campo de la gravitación) y a decir verdad su publicación, en un principio, no tuvo excesiva repercusión fuera del ámbito académico.
De hecho hubo que esperar unos años hasta que las observaciones efectuadas durante un eclipse solar, en una expedición dirigida por el astrofísico británico Sir Arthur Eddington (1882-1944) en 1919, catapultaran la teoría a la fama.
Tal y como Einstein había predicho, la luz de las estrellas se desviaba al pasar cerca del Sol. Y no fue la única predicción que se ha cumplido. Pero eso ocurrió mucho después, así que no adelantemos acontecimientos y volvamos a finales de 1915.
Cuando se publica la epatante teoría. Resulta hasta cierto punto incomprensible, incluso hoy día, que un pensamiento humano que cabía en apenas tres (3) páginas, pudiera marcar tanto, a tantos y durante tanto tiempo.
Un nuevo y gran paradigma
Les digo lo de “marcar tanto” porque, visto con la perspectiva que da el tiempo, marcó mucho. Verán.Para empezar, con la TRG, el científico alemán pretendía resolver la incompatibilidad que se había establecido entre la mecánica newtoniana y el electromagnetismo de Maxwell.
Un asunto con algo más que el rango de anécdota que al principio se le adjudicó. Un craso error que hubo que subsanar, pues tenía la cuestión tenía el de categoría.
No en vano fue el principio del fin de la Física Clásica -de las que las referidas mecánica newtoniana y electromagnetismo de Maxwell eran sus dos pilares-, y el nacimiento de la Física Moderna de la que la Relatividad es uno de sus pilares, junto a la Cuántica y la Teoría del Caos.
Además las nuevas concepciones relativistas condujeron a reformular el concepto de gravedad, complementando y envolviendo la teoría newtoniana vigente hasta ese momento y desde hacía doscientos (200) años.
Pero es que este nuevo marco teórico supuso el inicio de la cosmología moderna, rama de la física dedicada al estudio científico del origen y la evolución del Universo.
Y estos son algunos, entre otros, de ese “marcar tanto”.
En lo que concierne a la expresión marcar “a tantos”, sólo apuntar aquí que su conocimiento público, inspiró a muchos otros físicos a desarrollar nuevos modelos para explicar los misterios del universo. Un apartado éste a desarrollar en otro momento.
Y por último, en el apartado de “durante tanto tiempo”, resaltar que se trata de una formulación teórica que ha resistido la prueba del tiempo. Que me conste, hasta hoy 2 de diciembre de 2015, no ha habido una sola observación empírica que la contradiga.
Ni una sola. Lo dicho, la publicación del 2 de diciembre de 1915, fue el alumbramiento público de un nuevo y gran paradigma.
Una relatividad general que debe su nombre al hecho de generalizar la Teoría de la Relatividad Especial o Restringida (TRE), formulada por el mismo Einstein diez años antes, en 1905.
Les hablo del annus mirabilis de Albert Einstein.
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