1905, el año en el que el alemán publicó cuatro (4) artículos, nada extensos por cierto, que iban a revolucionar la Física.
Unos trabajos cuya trascendencia nadie podría ignorar y que aparecieron publicados en los volúmenes 17 y 18, de la importante revista científica alemana Annalen der Physik de 1905.
Casi desde el principio, los cuatro le granjearon la admiración de sus colegas, y uno de ellos fue la sorprendente Teoría de la Relatividad Especial (TRE), en la que proponía que tanto la distancia, como la velocidad, como el tiempo, eran magnitudes físicas relativas al marco del observador.
Un pensamiento como para volverse loco nada más leerlo. Era el principio del fin de la visión de Newton.
Es en esta misma teoría donde se deduce la que, quizás, sea la ecuación más famosa, conocida y reconocida del mundo, aunque paradójicamente pocos puedan explicar su significado. Me refiero, claro, a la de “E” igual a “m” por “c” al cuadrado.
Y que relaciona las magnitudes masa (m) y energía (E) de un cuerpo y una constante (c) de alto valor numérico. Muy, muy, alto pues coincide con el de la velocidad de la luz en el vacío elevada al cuadrado ¿Coincidencia?
Es el (proto)inicio de lo que podríamos llamar la línea del tiempo de la TRG y de la que les apunto algunos hitos.
Seguro que ha visto más de una y les supongo al tanto del significado de la expresión, pero por si no es así pongo, negro sobre blanco, unas letras.
Una línea del tiempo es una herramienta gráfica que se utiliza para registrar y ordenar sucesos, personajes y datos cronológicos como fechas y períodos de tiempo.
Suele tener cuatro componentes: el eje sobre el que se marcan los datos, y que puede ser una línea o una barra rectangular; los años, que se señalan para indicar la escala; los periodos históricos y los acontecimientos.
La línea del tiempo nos permite ver de forma clara y sencilla y comprender más fácilmente, algunos sucedidos. La de la relatividad general empieza en 1907.
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