miércoles, 10 de diciembre de 2025

Somos simios [CR-337]

Esta entrada apareció publicada el 28 de noviembre de 2025, en el semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]

Tal como le decía hace unas semanas en De vuelta con ‘Jenny’, secuela que fue de ‘Nunca puedo mirar, ...’, la cuestión evolucionista en apariencia parece haber cambiado poco desde el darwinista texto El origen de las especies de 1859, apenas un par de siglos; bueno, si acaso un poco más de lo que cambió entre Aristóteles (384-322) con su ‘human’ y el naturalista inglés Charles Darwin (1809-1882), veintidós siglos ya. 

Él y su teoría de la evolución apostando porque todas las especies evolucionan a partir de antepasados comunes, de modo que las nuevas provienen de otras preexistentes mediante cambios que ocurren gradualmente a lo largo del tiempo. Así que el hombre es un animal más o, bien dicho, no sólo no es más que cualquier otro animal, sino que ni por asomo es la cumbre de la evolución, quizás aún por llegar. Ciencia frente a creencia.

Trato de decirle que no descendamos del mono, sino que somos monos, de hecho, uno de los muchos primos que estamos en este planeta y es así a pesar de los prejuicios personales y los fundamentalismos religiosos. Es sin duda un error la simplista la afirmación “descendemos de los monos”, siendo más correcto decir que humanos y monos compartimos un ancestro común, que somos como primos lejanos dado que la evolución no sigue una única línea de desarrollo en la que una especie se transforma en otra, sino que se ramifica en varias siendo en nuestro caso los linajes de marra (el nuestro y el de los monos actuales) dos que se separaron de un ancestro primate común hace millones de años, eso sí, unos más y otros menos. Creacionismo frente a evolucionismo.

Por ejemplo, chimpancés y bonobos son nuestros primos más cercanos porque nos separamos de ellos hace menos tiempo, mientras que más lejanos nos caen evolutivamente hablando gorilas, orangutanes u otros primates de los que divergimos hace más tiempo; en cualquiera de los casos somos linajes separados. Monos cuya actual existencia demuestra que no descendemos de ellos, sino que somos parientes que están en el mismo grupo evolutivo (el de los primates), pero que siguieron un camino diferente en su evolución. Una relación que se refleja en la similitud genética que compartimos con los grandes simios subrayando esta estrecha conexión. Ignorancia frente a conocimiento.

Una similitud que en función del método de comparación que empleemos toma valores diferentes para el porcentaje de ADN, ácido desoxirribonucleico, que compartimos con ellos: desde el 98,7- 99,4 % con chimpancés y bonobos, una mínima pero significativa diferencia sobre todo con los chimpancés que explica muchas de las diferencias entre ambas especies; pasando por gorilas (98 %) y orangutanes (97 %); hasta llegar a lémures y tarseros con los que el porcentaje disminuye. Involución frente a evolución.

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

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