Esta entrada apareció publicada el 12 de diciembre de 2025, en el semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
(Continuación) Aun a sabiendas que la suerte es caprichosa y no hay manera humana de saber cuál será el número del premio gordo, no me resisto a darle unos datos estadísticos más.
De los 214 sorteos
celebrados hasta la fecha, el primer premio ha correspondido: en 65 ocasiones a
números comprendidos entre 0 y 10 000; en 74 a comprendidos entre 10 001 y 30 000
y en 76 a entre 30 001 y 99 999. Bueno pues lo dicho, a pesar de estas
curiosidades probabilísticas, los expertos coinciden en que todos tienen (siempre)
la misma probabilidad de salir cada año, el sorteo es un proceso aleatorio
y las mayores frecuencias de algunos no aumentan por ello las posibilidades
reales de que usted acierte al comprarlos, pero así somos los humanos.
Este sorteo no solo marca el arranque oficioso de la Navidad, también forma parte de la memoria emocional de varias generaciones y va mucho más allá de ser un simple juego millonario, al basar su vigencia en un arraigado componente social y emocional. El mismo por el que cada año se repiten cánticos, rituales, supercherías y debates matemáticos que forman parte de su magia, y es así como, la terminación 5 sigue siendo la favorita y la más buscada por muchos jugadores. Sí, los datos probabilísticos influyen subconscientemente en la elección del número de no pocos jugadores; no en vano la ilusión y la credulidad pesan más que la realidad y el conocimiento. (Yo no soy supersticioso, porque ser supersticioso trae muy mala suerte).
Y con tantos números y cuentas alrededor del décimo es posible que se le haya pasado por alto un detalle, el de venir adornado con una imagen religiosa alusiva, en este caso, a la tradición navideña y al imaginario cristiano, ya sea representando el nacimiento de Jesús o cualquier otra escena relacionada ¿Desde cuándo ocurre? ¿Por qué? ¿Quién lo realiza? Todo apunta a que no es hasta mediados del siglo pasado cuando se empiezan a seleccionar escenas artísticas y pinturas religiosas con las que decorar cada año estos billetes, “con el fin de promover y difundir nuestro patrimonio cultural”. Una costumbre que continúa hasta nuestros días lo que, si se piensa, no deja de ser un “hecho milagroso” ¿oxímoron?, dado el contenido temático en cuestión, arte religioso, y los vientos que soplan.“Malos tiempos para la lírica”, cantaba el grupo pop español Golpes Bajos en 1983, en un título que evoca el poema homónimo (1939) del alemán Bertolt Brecht.
Por último, es el Organismo de Loterías y Apuestas del Estado (ONLAE) el que elige la obra en cuestión a partir de un grupo que propone el Museo Nacional del Prado; seguro que le gusta el óleo barroco de este año, La Natividad de la Virgen, García de Miranda. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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