jueves, 9 de junio de 2022

Brindis taurinos: Jaime Ostos y bomba nuclear (2)

(Continuación) La del ‘brindis sobrecogedor’, o sea y para entendernos, la de coger el sobre.

¿Y qué era ‘el sobre’?

Se trataba de la cantidad de dinero que, supuestamente, el matador daba a los cronistas de ciertos medios para que destacasen lo bien que había estado en la plaza, independientemente de que hubiera sido así o no.

Una especie de mordida de distinto valor económico según la categoría del matador, la importancia de la corrida y los escrúpulos del periodista, con la que el primero templaba los juicios críticos del segundo, y así ambos salían ganando.

Una práctica corrupta y habitual en los años 60, que tomó su nombre del hecho de que dicha cuantía era entregada dentro de un sobre, un eufemismo “sobrecogedor” que arrancaba los mediodías de corrida cuando uno, con la cantidad de dinero concertado como precio adelantado, llegaba a manos del económicamente necesitado ‘plumilla’.

Un tal Lozano Sevilla

Pero no era éste el caso de nuestro renombrado brindado, nada menos que Manuel Lozano Sevilla, taquígrafo personal del mismísimo dictador Francisco Franco, cronista y director de varias revistas taurinas de la época e informador taurino en Radio Televisión Española.

Es decir que cobraba un buen sueldo del ente público, percibía de numerosas colaboraciones con otros medios de comunicación y, sin embargo, se ve que no era suficiente ya que recaudaba también al estilo sobrecogedor.

Y de manera sobrecogedora pues al parecer era un dineral el que exigía, y no paraba de aumentar temporada tras temporada, de ahí que un día Jaime Ostos, decidiera acabar con la práctica del sobre y con Lozano Sevilla.

Un influyente hombre del régimen que campaba a sus anchas por el mundo del periodismo taurino, con todo lo que ello significaba a nivel de componendas que de todo tipo usted se pueda imaginar. Pues bien, a ese hombre de la plumilla lo puso verde en su brindis desde las tablas el hombre del estoque al acusarle directamente, sin tapujos y ante toda España de una de estas componendas, un mal por aquellos tiempos de parte del periodismo y la tauromaquia: ‘el sobre’.

“El brindis sobrecogedor”

No le he dicho que la corrida fue televisada de modo que, a pesar de las limitaciones técnicas de aquellas retransmisiones (el locutor comentaba la corrida en solitario y solo contaba con un micrófono en el callejón para reproducir los brindis de los espadas, que él sin embargo no podía oír), en todos los hogares españoles se oyó buena parte del mismo. Vamos, lo que se dice ‘por el pitón derecho, maestro’ (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.


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