jueves, 23 de junio de 2022

Brindis taurinos: “El Pana” y las suripantas (y 2)

(Continuación) No me negarán que es maravilloso. Toda una oda a la improvisación en forma de brindis dedicado a las prostitutas, no es de extrañar que el maestro fuera conocido también como “El último romántico del toreo”.

Genio y figura

“El Pana”, quizas uno de los últimos artistas polímatas por sensible, multifacético, inconprendido, imprevisible e impredecible. Tanto que incluso la predecibilidad de su imprevisibilidad era impredeciblemente previsible.

Un genio, una persona diferente, única y algo “torcida”, no voy a negar la mayor, a la que nadie sin embargo podía evitar admirar, eso sí, unos para amarlo y otros para odiarlo, pero nadie indiferente. Un hombre, Rodolfo, que solía hablar del torero, “El Pana”, en tercera persona.

Como lo lee, un ileismo del que por supuesto no voy juzgar ni con qué intenciones ni en qué contexto y circunstancias el maestro utilizaba en su lenguaje diario; ya sabe, que al igual que ocurre con los toros, se puede ser una persona brava o mansa. Pues eso, no le digo más.

“El par de Calafia”

Un torero diferente del que cuentan llegaba a la plaza de toros en un carruaje tirado por caballos, llevando una enorme hogaza de pan de la que arrancaba trozos para arrojárselos a la multitud; y ya en la plaza no doblaba el capote de paseo sobre los hombros como el resto de los toreros, él se lo colgaba.

Solía torear con una coleta natural trenzada de tipo chino que le colgaba por la espalda y, entre toro y toro solía fumarse unos puros enormes, a menudo sentado en el estribo. Por lo poco que le tengo visto, es tan solo una opinión del todo prescindible, creo que no fue un gran matador de toros, pero sí muy valiente.

Una valentía humana que lograba compensar sus carencias y limitaciones taurómacas, pero sin llegar al tremendismo, sin engañar al público, ya me entiende. El “par de Calafia” del titular, es el nombre que se le dio a la particular forma de poner las “banderillas al violín” el maestro, y que ejecutó por primera vez en la mexicana plaza de La Calafia. Otra muestra de su valor.

De vuelta al brindis

Así que nada más que añadir a las palabras del maestro salvo comentarles que, aunque sería su última faena en la Monumental, el gran triunfo que obtuvo esa tarde, unido a la notoriedad pública que adquirió su brindis, le hicieron reconsiderar su retirada de los ruedos. Estas cosas pasan. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 


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