jueves, 16 de julio de 2020

Una (brevísima) historia científica de las mareas (2)

(Continuación) Cuando en 1940, el físico y matemático israelí-estadounidense Chaim Leib Pekeris (1908-1993) pergeñó una respuesta que explicaba por qué el agua de un lugar como un manantial o un pozo, se comporta de forma opuesta a la de los océanos y mientras ésta subía aquella bajaba y viceversa.
Le recalco la doble nacionalidad del científico porque, aparte de sus notables contribuciones a la geofísica y la teoría atómica espectral, también fue uno de los diseñadores de la primera computadora en Israel, WEIZAC, entre 1954 y 1955. Pero volvamos a la antigüedad y tras acabar con el periodo griego continuemos con el romano.
Mareas en la antigüedad romana. Plinio el Viejo
Ya en época romana, Plinio el Viejo (23-79) en su Naturalis Historia describe de forma bastante correcta el fenómeno y concreta algo más esta relación a tres bandas entre marea, Luna y Sol. Ya de la que va, le cuento algo con rango solo de anécdota pero que resulta ilustrativo.
Sepan que la primera vez que los romanos llegaron a las costas no mediterráneas de la Galia (Francia) y echaron sus anclas cerca de la orilla, se llevaron un buen susto. Observaron con gran sorpresa que horas después de hacerlo, los barcos estaban varados en la misma arena, una circunstancia que sin duda les aterrorizó y dejó petrificados, pensando naturalmente que se trataba de magia.
Una situación que bien es cierto no duró mucho, exactamente hasta que la marea subió de nuevo y levantó sus barcos sobre el agua. Ni que decir tiene que en pocos días los romanos descubrieron que de magia nada de nada, pues era algo tan natural como las mareas que conocían en el Mediterráneo sólo que más acentuadas.
Mareas en el siglo XVII: Kepler, Galileo y Bacon
A principios de siglo, el astrónomo y matemático alemán Johannes Kepler (1571-1630), figura clave en la revolución científica, sugirió en 1609 y de forma casi correcta que es la gravitación lunar la causante de las mareas, basando su argumento en antiguas observaciones y posteriores correlaciones.
Digo casi porque su hipótesis sólo explicaba por qué ocurría una de las mareas altas del día y no ambas. Con posterioridad, Kepler, dejó caer que las mareas eran consecuencia de la atracción magnética que Luna y Sol ejercían sobre los océanos.
En realidad, unos años antes, en 1595, el gran Galileo Galilei (1564-1642), astrónomo, filósofo, ingeniero, matemático y físico italiano -vinculado a la revolución científica y considerado por muchos como el «padre de la astronomía moderna, de la física moderna y hasta de la ciencia moderna», no les digo más-, ya había establecido su hipótesis de las mareas.
A diferencia de Kepler, él creía que las mareas eran causadas por la rotación de la Tierra alrededor del Sol y sobre su propio eje, y así lo expuso en una carta que escribió al cardenal Orsini, con el título de Discurso sobre las mareas (Discorso sul flusso e il reflusso del mare, 1616). (Continuará)
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