(Continuación) Dos
errores en esa transición al lenguaje popular, achacables a la inexactitud
(interesada o no) de los medios de comunicación, ya sabemos cómo son los chicos
de la prensa para según qué cosas y que podemos resumir en una de las máximas
del mal periodismo: “No dejes que la realidad te estropee una buena noticia”.
Pues eso. No haga como alguna prensa sensacionalista y documéntese bien antes
de formarse una opinión y emitir un juicio acerca de todo lo que rodea a las
secreciones del sapo bufo. No es cierto todo lo que se publica.
Resumiendo, que es gerundio
Para empezar y hasta
donde me consta, no está demostrado aún cual es la sustancia implicada en este
caso judicial que nos trae, aunque no es menos cierto que en esos tipos de actos
se suelen emplear o bien las secreciones del Bufo alvarius, o
bien una de las sustancias que éstas contienen, por ejemplo, la 5-MeO-DMT.
Una sustancia ya aislada, y por tanto mucho más concentrada, que requiere de unas
dosis más bajas dado que sus efectos psicoactivos son mucho más potentes.
Por otro lado, no hay
constancia documental de que se trate de un ritual ni tradicional ni chamánico
ni satánico, con sustancias de procedencia animal. Tampoco es cierto que se “fume
el sapo”, se inhalan algunas de las sustancias que forman las secreciones de sus
glándulas parótidas, contenedoras de un cóctel de alcaloides
psicoactivos que provocan alucinaciones. Entre ellas la citada 5-MeO-DMT y
la bufotenina.
Ya de la que va, y
respondiendo a un curioso y detallista lector, el coche descapotable de la
película ‘Thelma y Louise’ (1991), feminismo lacaniano del bueno, al que
hago referencia no es otro que el mítico Ford Thunderbird. Con él emprenden
su particular y épica huida hacia adelante, y desde entonces es un símbolo de liberación
femenina, asociado, claro, a lo que algunos llaman empoderamiento de la mujer.
En fin.
Volviendo al plano
científico recordar que: no son lo mismo los compuestos 5-MeO-DMT, bufotenina y
DMT; la bufantoína no existe; no es cierto que el Bufo alvarius
sea el sapo del DMT; ni que la molécula de Dios sea la 5-MeO-DMT.
Y por supuesto poner en cuarentena, nunca mejor dicho que en estos desgraciados
momentos, las investigaciones del psiquiatra Rick Strassman y sus
diletantes reflexiones y conclusiones.
Adenda
No sé, pero ahora que
estoy acabando, esta historia me recuerda a otra que tuvo lugar un par de décadas
antes, y en la que también se mezclaban lo divino y lo humano, Dios y física,
creencia y ciencia. Es posible que a usted le haya pasado algo semejante y
venido a la memoria la archi citada expresión ‘partícula de Dios’
para referirse al físico bosón de Higgs nada menos. Otra historia con
intrahistoria, como la de la molécula química, que ya está enrocada. (¿Continuará?)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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