jueves, 9 de julio de 2020

‘Me quedo contigo’ (1)


Me topé con ella en una de esas pretéritas y primaverales noches del confinamiento coronavírico, a las que nos sometieron la enfermedad del COVID-19 y el gobierno, mientras zapeaba delante del televisor. Y me quedé atrapado desde el mismo comienzo en el que aparecieron Los Chunguitos ocupando toda la pantalla y empezaban a sonar los primeros acordes musicales. Tras unos segundos, Enrique, flanqueado por José y Juan, se arrancaba con la desgarradora letra.
La canción
“Si me das a elegir
entre tú y la riqueza,
con esa grandeza
que lleva consigo, ay amor...
Me quedo contigo”.
Compuesta a finales de los años setenta por Crescencio Ramos Prada y Enrique Salazar, y arreglada magistralmente por el maestro Alfredo Doménech, formaba parte del cuarto disco (1980) de los hermanos Salazar que llevaba el explícito título de ‘Pa tí, pa tu primo’.
En él la canción de marra era la cuarta de la cara A -siendo como era, y es, un temazo- y supuso el comienzo triunfal del trío pacense que estaba en su mejor momento, llegando a conseguir varios discos de platino sin haber cumplido ninguno de ellos los 30 años. A pesar de no ir dirigido a nadie en particular, todos sentían (sentíamos) la letra como si lo fuera.
“Si me das a elegir
entre tú y la gloria,
pa' que hable la historia de mí
por los siglos, ay amor...
Me quedo contigo”.
Fue presentada al año siguiente en el programa Esta noche (TVE) de la inefable Carmen Maura, y ese video fue el que vi en esa pasada noche de tiempos de pandemia, formando parte del programa de ‘La 2’ que presenta la magnífica Virginia Díaz y lleva por sugerente nombre ‘Cachitos de Hierro y Cromo’. Una maravilla de imagen, música y letra que en mi opinión no se debe perder.
‘Deprisa, deprisa’
No sería sin embargo hasta un año más tarde (1982) cuando el tema traspasaría todas las fronteras, al ser elegida para la banda sonora de la película de Carlos Saura, culmen sin duda del aclamado cine quinqui de la época. Me refiero a ‘Deprisa, deprisa’, seguramente la mejor, más recordada y exitosa de todas las rodadas dentro de aquel género cinematográfico que, por cierto, frecuentaron otros directores.
Pero ninguna como ella plasmó la crudeza de la vida, devastada por la heroína, que llevaban aquellas personas al margen de la sociedad, por las calles de algunos barrios extremos de las grandes ciudades. Y a dicha impronta ayudó la canción, con un texto que transmitía esa sensación de peligro callejero de los democráticos finales de los años setenta y ochenta españoles. (Continuará)
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