(Continuación) Admitido
este punto, según las últimas publicaciones, nuestro universo observable tiene
un radio de 1,37 x 1026 m, un volumen de 1,09 x 1079
m3 y una masa de 9,27 x 1052 kg, es decir que su densidad
volúmica es de 8,46 x 10-27 kg/m3.
Sí, una densidad muy,
muy, pequeña, del orden de un núcleo de hidrógeno por cada cuatro metros
cúbicos. Y es que, como ocurre con el átomo, la principal característica
del universo es el vacío. En otro orden de asuntos, nuestro universo se
compone de un 68,3 % de energía oscura, un 26,8 % de materia oscura
fría y un 4,9% de materia ordinaria, según datos recogidos por la
sonda Planck y que aún no nos permiten conocer la naturaleza de la energía
y la materia oscura.
Pero sí posibilitan
establecer algunas hipótesis interpretativas, asociadas a supuestas modificaciones
de la teoría de la relatividad general (TRG) o a partículas e
interacciones ya existentes o nuevas. Pero por ahora sigue siendo un misterio,
al no existir confirmación experimental de ninguna.
Horizonte de luz cósmica
Es el casi poético
nombre que se ha dado al límite del universo observable, dado que los astros
situados en ese horizonte son los más lejanos que podemos detectar, y de los
que sabemos que su luz partió hacia nosotros casi, casi, desde el mismo origen
del universo. Algo que ocurrió hace ya unos 13 700 millones de años, dicho esto con
un error relativo de más o menos unos 200 millones de años.
Pero en realidad,
recuerde lo de la expansión del universo, esos objetos se hallan a una
distancia, expresada en años luz, mucho más lejos de lo que representa esa
cifra temporal. Se estima que en la actualidad se encuentran a una distancia de
46 500 millones de años luz.
En cualquier caso, lo
cierto es que lo que vemos hoy de ellos es como eran hace miles de millones de
años, lo que les convierte en elementos muy importantes a la hora de conocer la
evolución del universo. Simplificando, y para acabar por ahora, el universo
observable es el volumen de espacio que nos rodea y del que podemos deducir
información sobre su posición actual. Quedan como no puede ser de otra forma,
más preguntas inmersas en la “ingravidez” del vacío del espacio exterior:
¿Hay partes del universo que no podemos observar? ¿Cómo podemos conocer el tamaño del universo? ¿Qué hay tras el universo observable? ¿Se puede detectar una galaxia que se aleje a una velocidad superior a la de la luz?
¿Hay partes del universo que no podemos observar? ¿Cómo podemos conocer el tamaño del universo? ¿Qué hay tras el universo observable? ¿Se puede detectar una galaxia que se aleje a una velocidad superior a la de la luz?
Es lo que tiene el
cuerpo de conocimiento que llamamos ciencia, en el que cada respuesta
dada genera nuevas preguntas a las que hay que responder ¡Cómo me gusta la
ciencia, tan diferente a la creencia! Y porque me gusta, a continuación,
les enroco una representación temporal del universo observable que complementa
a la espacial del comienzo. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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