No sé si les he comentado que esta sonda espacial -lanzada el 5 de septiembre de 1977, desde Cabo Cañaveral, Florida, EE. UU.- es el objeto fabricado por el ser humano, que más se ha alejado de nuestro planeta y sigue operativa en la actualidad.
Viajando a una velocidad relativa de Tierra y Sol, mayor que la de ninguna otra sonda espacial, su misión es localizar y estudiar los límites del sistema solar, incluyendo el cinturón de Kuiper y más allá.
No digo hasta el infinito, pero sí el espacio interestelar inmediato.
Bueno pues el motivo de esta entrada es onomástica.
El 15 de agosto de 2006, tal día como hoy de hace diez (10) años, la Voyager 1 se situaba a una distancia de cien unidades astronómicas (100 UA) del Sol, siendo la primera en conseguirlo.
Estamos hablando de quince mil millones de kilómetros (15 000 000 000 km). Algo inimaginable para el ser humano.
Desde entonces, y ya que se aleja a una velocidad de diecisiete kilómetros por segundo (17 km/s), el pasado 15 de enero se encontraba a veinte mil ciento nueve millones de kilómetros (20 109 000 000 km), o sea a ciento treintaicuatro coma cuarenta y dos unidades astronómicas (134,42 UA)
Una velocidad de la que por cierto se ha comprobado que disminuye de forma muy lenta, sin que se haya encontrado una explicación de tal desaceleración. Un enigma nuevo.
La sonda se dirige irremediablemente al centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, hacia el espacio interestelar. Algún descerebrado diría aquello de ‘Hasta el infinito y más allá’.
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1 comentario :
Esperaba que ayer por su aniversario, hubiera escrito algo las Voyager y sus consecuencias astronómicas. Otra vez será.
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