viernes, 19 de agosto de 2016

Primera patente de leche condensada (y 2)

(Continuación) No obstante, la gran difusión de este producto tuvo un origen bélico.

Si se para uno a analizarlo, sorprende ver que no son pocos los inventos que nacen y se desarrollan en los conflictos armados. Ya saben. Esas actividades que los humanos tenemos la costumbre de realizar de vez en cuando, a lo largo de nuestra historia.

En este caso fue durante la Guerra Civil estadounidense, que tuvo lugar entre 1861 y 1865 y que dividió en dos bandos al país.

De un lado los Estados del Norte, la Unión, y del otro los recién creados Estados Confederados de América, constituidos por once (11) estados sureños que se habían apresurado a proclamar su independencia.

Y fue en pleno conflicto donde se pudo apreciar la enorme utilidad práctica que tenía, para los soldados en el campo de batalla, llevar su lata de leche condensada.

De modo que la difusión de su consumo se elevó como la espuma, convirtiéndose a partir de entonces en un gran éxito comercial.

Enormes pedidos por parte de la Secretaría de Guerra, no cesaban de llegar a la oficina administrativa de la fábrica de Borden, que no daba abasto. Y es que al margen de su practicidad y propiedades nutritivas, la leche condesada estaba muy buena.

Consta documentalmente que la misma primera dama, la señora Lincoln, sirvió leche condensada en una cena en la Casa Blanca. Para entonces la producción llegó a los veinte mil litros (20 000 L) diarios, muy lejos de esa veintena de los comienzos ambulantes.

Claro que también contó a su favor la preocupación de las madres por la alimentación diaria de su familia.

Desde el simple hecho de poder tomarse un café con leche -antes de Borden bastaba una ola de calor de tres (3) días para que toda la leche de Nueva York se agriara, obligando así a todos a tomar solamente café negro-.

Hasta las frecuentes intoxicaciones alimentarias que en pleno siglo XIX, provocaba el consumo de leche cruda.

Una contaminación que se producía tanto en el proceso de ordeño, como durante los burdos medios de conservación y que, sin embargo, con la leche condensada no ocurría.

Y de este detalle las madres preocupadas por la salud familiar se percataron y pasaron de utilizar la natural pero peligrosa leche cruda, a la sintética pero segura leche condensada de Gail Borden.

Del que les tengo que decir que no fue quien inventó la leche condensada, que no es la misma que la leche en polvo o deshidratada, o que la leche evaporada.

Bueno pues ya tenemos tema del que escribir.




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