Ya saben esa sensación de fastidio que suele provocar la falta de diversión o de interés por algo. Lo que se dice sentir tedio.
Lo malo de lo que les cuento es que para la curiosidad no hay cura, o al menos quien escribe no la conoce. De hecho es sabido que a la curiosidad la mató el gato.
Lo que no deja de tener lo suyo de preocupación pues al fin y al cabo, somos un conjunto de átomos y moléculas dotados de consciencia y curiosidad.
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