martes, 28 de octubre de 2025

Ulm y ciencia (1) [CR-331]

Esta entrada apareció publicada el 17 de octubre de 2025, en el semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]

Bien pensado, esta ciudad alemana ubicada a orillas del Danubio y en el estado de Baviera, no es la primera vez que aparece por estos predios periodísticos, no en vano es el lugar de nacimiento del físico de origen judío nacionalizado suizo-austriaco-estadounidense Albert Einstein (1879-1955) quien, pensado mejor, pasó en ella solo los primeros quince meses de sus 76 años de vida, un período de tiempo cuantitativamente corto y cualitativamente irrelevante si se piensa mejor. Einstein, un hombre que está considerado como el científico más importante, conocido y popular del siglo XX, y el segundo más influyente en toda la historia de la humanidad tras el genial Isaac Newton (1643-1727), claro.

Con quien por cierto entre otros campos físicos está unido por el gravitatorio; al fin y al cabo, la teoría de la relatividad general (TRG) es una teoría de la gravedad que no anula sino que completa a la newtoniana. ‘Newton, perdóname, encontraste la única manera que era posible en tu época...’. Y una ciudad, Ulm, de la que un pajarillo avisado y atento, ése que me suele sobrevolar mientras escribo, me pía es un buen nexo geográfico que no debo desaprovechar pues son varios los científicos vinculados a esta ciudad de una forma u otra; por cierto, a su universidad, en los inicios de este siglo se la intentó nombrar en honor al físico relativista aunque sin éxito (creo que una de las calles del recinto universitario sí lo lleva).

Continuando con lo mollar y dando marcha atrás en el tiempo, el primero que me viene al teclado quizás sea el menos relevante desde el punto de vista científico, me refiero al también ulmense ¿? Thomas Abbt (1738-1766), filósofo popular, pedagogo y matemático que falleció muy joven de una enfermedad intestinal. Poco más que decir, y tras él, otro de los grandes vinculados con la ciudad, en la que también pasó un muy breve, pero, en su caso significativo, para los asuntos que nos traen, periodo de tiempo. No es otro que el filósofo, matemático y físico francés René Descartes (1596-1650), padre de la geometría analítica y la filosofía moderna, y uno de los protagonistas relevantes en los inicios de la revolución científica. Fue durante el invierno de 1619 y mientras se encontraba acuartelado en Ulm -estaba enrolado por asuntos que no hacen ahora al caso en las filas del duque Maximiliano de Baviera- que una fría noche delante de una estufa tuvo tres sueños sucesivos que él interpretó como un mensaje divino.

Uno que cambiaría no solo su vida sino la historia del pensamiento científico, haciéndole abandonar la carrera militar y consagrarse al estudio y la investigación; tenía tan solo veinte años y el resto es historia conocida, le hablo de su epifanía cartesiana. ‘Cogito ergo sum’. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

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