[Esta entrada apareció publicada el 02 de diciembre de 2022, en la contraportada del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]
La frase “Qué impropio es llamar Tierra a este planeta, cuando está claro que debería llamarse Océano”, atribuida al escritor estadounidense A. C. Clarke (1917-2008) sin duda refleja lo que por otro lado es toda una evidencia nada más ver un mapamundi.
Cualquier
alumno de secundaria se da cuenta de que la proporcionalidad entre la extensión
de los continentes e islas (tierra) y la de los océanos y mares (agua) es bien dispar, salta a la vista que hay mucha
más de ésta que de aquella.
Y un simple análisis cuantitativo
de su superficie lo ratifica al estimarse que un 71
% de la misma está cubierta de agua, mientras que el restante 29 % es tierra
firme, algo que también saben muy bien los astronautas que la denominaron ‘la Canica azul’.
Es la expresión con la que los tripulantes del Apolo XVII la describieron al tenerla ante sus ojos, pues les pareció igual que una canica de vidrio azul, como esas con las que juegan los niños, así de simple. Iban camino de la Luna y la fotografiaron el 7 de diciembre de 1972 (el próximo miércoles cincuenta años desde entonces), cuando la nave espacial se encontraba a unos 45 000 km de distancia.
Así que todo apunta a que Clarke tenía razón y en puridad a nuestro planeta deberíamos llamarlo Océano, sin embargo, la vida enseña que (casi) nada es tan simple como parece a primera vista y que (casi) todo resulta ser más complejo.
Lo digo porque ¿supone lo
anterior que, al estar casi las tres cuartas partes de la superficie terráquea ocupadas por agua,
nuestro planeta esté compuesto básicamente de esta sustancia? ¿Es la Tierra un mundo de agua?
Pues resulta que no y lo dice la ciencia. Aun juntando toda el agua de la Tierra -dulce, salada, subterránea, vaporizada e incluso el agua interna de los seres vivos-, ocuparía un volumen de 1386 millones de kilómetros cúbicos que, en tamaño y para que se haga una idea, vendría a ser unas tres veces más pequeño que el ocupado por la Luna o mil veces más pequeño que el que ocupa el planeta.
Y traducido a la magnitud masa, no le abrumo con más cifras astronómicas, la de agua equivaldría a tan solo 1/4400 de la total del planeta, que viene a ser 5,972 cuatrillones de kilogramos.
Es decir, que mares y océanos apenas representan el
0,023% de la masa total de la Tierra, aunque el 70% de su superficie esté
cubierta de agua. ‘Ergo’, a pesar de Clarke (I’m sorry) el
planeta está bien nombrado como Tierra, aunque pueda parecer que es de agua. Le
dejo con otra expresión, quizás de Sagan, ‘Pale Blue Dot’.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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