(Continuación) Una elección del lugar que, evidentemente, si la hiciéramos ahora con el desarrollo urbanístico que la ciudad ha experimentado desde entonces, habría que buscar más o menos por el barrio de Nervión, o eso creo. No me pida que sea más preciso, no podría aunque quisiera. Sencillamente no soy la persona adecuada para responder ese tipo de cuestión. Sin embargo, quizás, le pueda ser útil en estas otras.
Kilómetro
cero y Química
No sé si pensará igual, pero a mí, la susodicha placa me recuerda a las que, también situadas en el suelo, nos marcan las diferentes Rutas de la Ópera en la ciudad, seguro que ha visto más de una distribuida por ahí.
Y es que, si se fija, ambos indicadores tienen un formato físico parecido
y están realizados con el mismo material que seguro habrá reconocido, el bronce.
En puridad y desde el punto de vista de la química dicho material es una aleación -disolución o mezcla homogénea de dos o más componentes, de los cuales al menos uno debe ser un metal-, en este caso constituida por cobre (Cu) y estaño (Sn) y en la que el primero contribuye masivamente y el segundo lo hace en una proporción que oscila entre el tres y el veinte por ciento (3-20%).
No le canso. Hasta aquí la primera de las cuestiones, la
química, y nada que objetar al respecto, pero tengo otra.
Kilómetro
cero y Metrología
En el Manual del Español Urgente de Fundéu, aunque pueden consultar otros textos más especializados, podemos leer que la redacción correcta de dicho valor, de cualquier valor científico, exige que el número preceda a la unidad, es decir, “0 km”, y no la unidad al número,
Ya, todo eso está muy bien dirá usted no falto de razón, pero yendo a lo mollar: ¿Cuáles son las circunstancias de su existencia y colocación? ¿Por qué está, precisamente, ahí? Y, sobre todo, ¿dónde diablos está?
¡Advertencia: destripe!,
le recuerdo que en la placa se puede leer ANTIGUA CALLE DE LA VENERA.
(Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue
publicado el 18 de julio de 2022, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA,
del diario digital Sevilla Actualidad.
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