jueves, 8 de diciembre de 2022

DCPS. Columna de Almotamid en el Alcázar (y 2)

(Continuación) Sí, es el que está pensando.

Almotamid, el Cid y Sevilla

El mismo rey cristiano que tuvo sus más y sus menos con Almotamid, a propósito de la archiconocida partida de ajedrez que perdió con Ibn Ammar y cuya promesa dada en la partida cumplió, eso sí, a su manera. Ya sabe, no atacó Sevilla, pero tampoco levantó el sitio hasta que la ciudad pagó un cuantioso tributo.

Pues bien, el encargado de cobrar dicho tributo no fue otro que el burgalés Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como el Cid y cuya escultura ecuestre en bronce -una aleación de cobre (Cu) y estaño (Sn), en la que el segundo aparece en una proporción del tres al veinte por ciento (3-20 %)- se halla sobre dicho pedestal de piedra.

Por cierto, fue aquí en Sevilla donde Rodrigo Díaz de Vivar oyó por primera vez el apelativo con el que pasaría a la historia, lo hizo cuando al ser recibido por el pueblo, entre aclamaciones, le gritaban: ¡Sidi!, ¡Sidi! (Señor, Señor). Por diferentes motivos es evidente que este nexo es lo suficientemente atractivo como para que vuelva a estos predios, a no mucho tardar.

Almotamid. Drama, relato y cuento infantil

Un pajarillo que suele sobrevolar a mis espaldas mientras escribo, me pía un par de reconocimientos almotamidenses más, solo que estos literarios. Uno es una obra de teatro, Motamid, último rey de Sevilla (1920), escrita por el ensayista, notario y político casareño Blas Infante (1885-1936). Y por lo que tengo leído y entendido es un drama en el que se recrea la vida de Al-Mutámid en paralelo con la del pueblo andaluz.

El hombre como símbolo del pacifismo, Andalucía como ejemplo de liberalidad y ambos como un referente de tolerancia, entendida como el punto más distante del fanatismo. No sé yo si da para tanto el texto, pero qué sabré si solo soy químico. El otro es un cuento infantil, publicado ya en nuestro siglo, Alcázar de Sevilla: el sueño de Almotamid (2017) de José A. Ramírez Lozano.

Otros reconocimientos

Pero no quedan aquí los reconocimientos sevillanos. Aparte del que tiene en forma de centro de educación infantil y primaria, el CEIP Almotamid ubicado en la barriada Bami, me consta también un azulejo en el barrio Santa Cruz, ligado a una bella mezcla de amor, historia, leyenda y realidad. Aquí hay tema.

Ah, además están los jardines de la Buhaira, de los que dicen fue la última lágrima del rey Almotamid, y por supuesto alguna que otra leyenda más. Espero su colaboración.

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

[**] El original de esta entrada fue publicado el 11 de julio de 2022, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.

 

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